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Jungkook

Estaba a punto de marcharme y no había ninguna señal de ella, sin embargo, aún no perdía las esperanzas de verla entrar y correr a mis brazos, había prometido que estaría aquí para despedirnos así que confiaba en su palabra.
Cuando le dije que no quería perderla hablaba más que en serio, estaba dispuesto a ofrecerle venir conmigo, no iba a dejarla sufriendo, quería cuidarla y solo estaría protegida a mi lado, podía ofrecerle algo mejor y lo haría, simplemente necesitaba un 'Si' y mi vida estaría más que completa.

—Jungkook... —regresé de mi trance volviendo nuevamente mi atención hacia mi primo— Llevaré tu equipaje al auto, regreso en seguida, ¿está bien?

—Gracias, continuaré esperando a Yaeri. —asiente para después salir

Miré la hora en mi celular, ya eran más de las diez de la mañana y en realidad estaba comenzando a preocuparme.
Volví mi mirada nuevamente hacia la puerta de mi habitación cuando escuché a esta ser abierta.

—¡Yaeri!

—Lo siento... —la silueta de una chica cabellos castaños se hizo presente frente a mi, hace una reverencia mientras sonríe apenada— Soy Kim SoHyun, amiga de Yaeri, ella me pidió que...

—¿Donde está Yaeri? —la interrumpo— Necesito verla.

—Su esposo llamó y dijo que se encontraba enferma esta mañana y no pudo asistir al trabajo.

Ante las palabras de su amiga rápidamente capté la situación, ese malnacido la había lastimado nuevamente, por su culpa no había podido verla. Sentía tanta impotencia de no poder hacer algo al respecto, necesitaba encontrarla luego de esto, me encargaría de buscarla.

—Bueno... —volvió a hablar captando mi atención— Estos son los papeles de su acta. —yo los tomo— Usted ya puede salir de aquí... Felicidades.

—Gracias. —sonríe para después realizar nuevamente una reverencia y así caminar hacia la salida— Doctora... —vuelve su mirada a mi— ¿Puede ayudarme una vez más? —asiente con seguridad— Dígale a Yaeri que volveré por ella y que no me olvide.

—No se preocupe Señor. —sonríe— Le diré.

Agradecí y luego de realizar otra reverencia salió de la habitación. Miré todo a mi alrededor, deteniendo mi vista sobre aquella cama que mantendría el recuerdo del momento más especial donde Yaeri y yo nos pertenecimos, nunca olvidaría ese bello momento, sería el mejor de mi vida.
Una última mirada y después realicé la misma acción que la Doctora SoHyun y salí de la habitación.

Tomé el ascensor y luego de unos segundos este se detuvo en la última planta, salí del hospital encontrándome  nuevamente con la silueta de EunWoo arrecostado a su auto, esperando mi llegada, rápidamente me acerqué a él y  le entregué los papeles que llevaba en mi mano.

—¿Donde está Yaeri? —me mira confundido— Creí que vendría a...

—Ese malnacido la ha lastimado. —me mira sin entender— Pero voy a regresar y la buscaré, no voy a rendirme. —rodeo el auto para entrar en el asiento del copiloto— ¡Vamonos!

(...)

Yaeri

Desperté lentamente mientras intentaba estirarme un poco por el cansancio. Para mí suerte el dolor de cabeza había desaparecido y eso era un gran alivio, sin embargo, mis mejillas habían quedado algo moreteadas y mi labio inferior aún estaba levemente hinchado.
El primer recuerdo que vino a mi, fue Jungkook, hoy salía del hospital y a pesar de ser su doctora no estuve ahí, era lo que más deseaba y no lo conseguí. Sabía que en este instante debería estar más que enojado, le había prometido estar ahí pero no fue así, de alguna manera debía encontrarlo y explicarle lo que ocurrió, necesito verlo y decirle que... decirle que lo quiero más de lo que tal vez piensa, era una decisión.

Las 145 Lunas De SaturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora