Prólogo

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Ningún oído ha permanecido virgen o ha quedado ajeno a las leyendas ancestrales susurradas en boca en boca al ritmo de un antiguo compás.
Tampoco a las antiguas novelas impresas en hojas eternas como en nuestra memoria. Historias del cual fueron capaces de transportarnos a mundos desconocidos y desafiar los límites de nuestra imaginación.

Constantemente nuestra mente se alimenta de un oxígeno vital proveniente de la esencia de aquella imaginación desbordante.
Un instrumento, una herramienta, un salvavidas que nos resguarda de la cruda realidad, que aleja los pensamientos destructivos forjados por nuestra propia psique, y nos permite alejarnos de la oscuridad para encontrar la luz en medio de la tormenta.

Y así, desesperado, era lo que el joven buscaba ansioso entre el océano de historias sin ser leídas en hojas gastadas por el tiempo. Una pequeña flema de vela titilante entre esa oscura habitación de lo profundo de su mente.

Una vía de escape ante de aceptar la dura realidad del estado de su pequeña hermana, del cual fue enterado recientemente, antes de sumergirse aún más en ese abismo de aguas sucias del cuales son sus pensamientos.

Sumergirse más de lo que ya estaba hundido.

En el medio de los muros de libros se encontraba buscando algún cuento para niños con una tonta moraleja en el final o viejas poesías escritas por hombres y mujeres con el corazón roto.

Cualquier cosa que lo distraiga le serviría

Después de años optando su vida por dedicarse a robar objetos ajenos , decidió sumergirse al mundo de la literatura. Que viendo este nivel se notaba el desespero que tenía por escapar de las redes de su mente cuánto antes.

Ya había escogido por liberarse anteriormente de aquellas ataduras cometiendo actos que contraponía su vida.

Sin embargo aún no podía sentirse libre de las rejas, de la cuales su mente se metió voluntariamente detrás de ellas. Así que buscó y buscó. Poesías, trabalenguas, registros históricos como novelas , mitologías de todas las culturas....

La vela que necesitaba tener en sus manos en estos momentos

El cielo que cubría el viejo pueblo, celeste y brilloso, era un contraste al estado de sus emociones. Así que tuvo que obligarse a cambiar eso. Debía hacerlo.

Por ella

Refugiarse debajo de un falso firmamento. Solo para sobrevivir ésta vez por su pequeña hermana.
Fingir emociones para estar vivo en el momento donde volvería a ver esas pequeñas estrellas en sus iris chocolatosos , su sonrisa pícara después de cometer una travesura y aquellas bromas tontas donde sacaba un regaño a su hermano mayor aunque este en el fondo se divertía de sus ocurrencias.

Tenía que aguantar. Porque sin ella ya no había sentido en seguir merodeando entre personas que brindaban palabras de cariño en su lengua manipulable y las cuales dejaban un calor engañoso proveniente de su corazón de carbón. Un calor tan fuerte, que muchos lo confundían con la comodidad calidez del sol cuando en realidad se trataba del mismísimo fuego nacida de la brillante lava.

Los que moldean el alrededor a propio antojo.

El no quería ser uno de ellos. Temía que tanto de esquivar aquellas personas termine transformándose en uno más.

Aunque...mírenlo. Teniendo su pasado ya manchado de antecedentes penales por infringir leyes básicas como el "No robar" o por "Invadir propiedad privada" decía mucho.

Las yemas de sus dedos acariciaban el ilustre de la portada de un cuento infantil. Gracias a la tapa dura del libro se generaba un considerable peso cual podía sentirlo en sus manos. Diferente a uno con tapa blanda y de 15 hojas.

El ladrón de Luz / Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora