VIII;

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Jisung no podía ignorar la sensación de inquietud que lo invadió al verlo bajar en completo silencio. Todo a su alrededor parecía envuelto en un silencio espeso, casi sofocante. Ni un solo sonido provenía del piso inferior, y esa quietud casi palpable aumentaba su nerviosismo, erizando su piel y acelerando su respiración. Luego, un sonido sordo cortó el aire, un golpe que resonó como una advertencia.

Changbin y Hyunjin intentaron sujetarlo, sus voces urgentes pidiéndole que no se apresurara, pero Jisung estaba decidido; una corazonada lo empujaba a actuar. Se escapó de ellos, deslizándose como una sombra mientras bajaba las escaleras tan rápido como sus pies lo permitían. Con cada paso, el temor se intensificaba, formando un nudo en su estómago.

Al llegar al último peldaño, se detuvo en seco. El aire estaba cargado con un olor metálico, y la escena ante sus ojos parecía sacada de una pesadilla. El suelo estaba cubierto de cuerpos, esparcidos como muñecos rotos, sus rostros congelados en expresiones de horror o vacíos, como si sus almas hubieran sido arrancadas. Sangre oscura y espesa cubría el piso, formando charcos grotescos que reflejaban la débil luz de las lámparas colgantes, creando sombras aún más siniestras.

Jisung sintió que el estómago le daba vueltas, su respiración entrecortada. Con sus ojos recorriendo el caos, divisó a Ryujin agachada, limpiando meticulosamente la sangre de sus manos y garras. Su expresión era una mezcla de frialdad y una pizca de perplejidad, como si el acto de limpieza fuera más importante que el propio hecho violento que acababa de presenciar.

No muy lejos de ella, Lee Know se mantenía en pie, con una postura tan serena y controlada que contrastaba radicalmente con el caos que lo rodeaba. Su rostro estaba cubierto de sangre, y el sudor hacía que mechones de su cabello se pegaran a su frente, pero él parecía indiferente. En su mano, sostenía su cuchillo de plata que limpiaba con precisión casi obsesiva, como si la sangre en la hoja fuese una simple imperfección. Su mirada era distante, perdida en pensamientos que solo él conocía.

A pesar de la escena, Jisung no pudo evitar notar la figura corporal del pelirrojo en esa quietud absoluta, en medio de un ambiente que debería desbordarse de tensión. Algo en su compostura, en su inquebrantable control, despertó en él una sensación extraña, una mezcla de nervios y una atracción inesperada. Sintió un tirón en el estómago, pero era bueno fingiendo; así que forzó una expresión neutral, ocultando cuidadosamente el sonrojo que amenazaba con traicionarlo.

Antes de que pudiera romper el silencio, Hyunjin bajó apresurado, sus ojos moviéndose de un lado a otro, llenos de sorpresa y desconcierto.

-¿Qué demonios pasó aquí? -preguntó, su voz cortando la quietud con una mezcla de incredulidad y curiosidad.

Lee Know levantó la vista, todavía limpiando la última mancha de sangre de su cuchillo. Había una calma en sus movimientos que desconcertaba a Jisung.

-No eran humanos -respondió, su voz firme pero tranquila. Dio un paso hacia uno de los cuerpos y, con la punta del cuchillo, lo señaló-. Eran criaturas con máscaras humanas, enviadas por la reina bruja para ganarse la confianza de Jisung.

Hyunjin frunció el ceño, su expresión oscureciéndose mientras procesaba la información.

-¿La reina bruja? -repitió, como si el término fuera demasiado surrealista para ser cierto.

Asintió, su expresión cada vez más sombría. -Querían que la ardilla cayera en su trampa. Fingirían ser humanos, vulnerables, hasta que él confiara en ellos. Y, llegado el momento, lo llevarían a ella. Era una mentira tejida con precisión, una red de engaños de la que sería difícil escapar.

Jisung sintió un escalofrío helado recorrer su columna. Todo había sido un engaño cuidadosamente planeado para atraparlo. La idea lo enfurecía y aterraba en igual medida, pero logró mantener una expresión controlada. Respiró hondo y apretó los puños, luchando por contener su frustración.

El ladrón de Luz / Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora