Capítulo 3

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Otoño prácticamente estaba a la vuelta de la esquina. Las flores de cerezo dejaron de colgar en los árboles para abrirle paso a las hojas secas que caían al asfalto. Naruto disfrutaba pisarlas y escuchar el crujir debajo de las suelas de sus zapatos, aunque también le agradaba la idea de no sufrir ningún golpe de calor y amaba especialmente el mes de octubre por ser su cumpleaños.

―Viernes al fin ―lo primero que hizo al salir de su aula fue respirar hondamente el aire fresco y observar las farolas iluminarse.

La noche caía más pronto y era normal ver todo el campus lleno de luz. Se cubrió más el cuello con la chaqueta que usaba ese día al no sentirse tan valiente como antes de enfrentarse a la naturaleza y su frío, optando por cubrirse mejor.

―Nos vemos, Naruto ―se despidió una compañera de clase, sonriéndole.

Él respondió del mismo modo.

―Hasta el lunes, Shion.

Saltó los últimos tres escalones para cruzar lo más pronto el campus y así llegar a la Facultad de Medicina. Ya no era fechas de exámenes. Al menos podría disfrutar su vida como estudiante sin preocuparse en las próximas dos semanas; Sakura debería tener el mismo calendario, lo cual significaba que podían pasar más tiempo juntos. Pronto sería su cumpleaños y la perspectiva de que Sakura planeara algo especial para él le emocionaba.

Sería el primer cumpleaños que pasaba junto a ella. Obviamente tenía que ser algo especial.

Al ser de las últimas clases era normal ver a todos los estudiantes de distintas facultades transitar a lo largo del campus. En ocasiones Naruto debía convertirse en un experto para esquivar o se lo llevarían de corrido; él no era el único quien disfrutaba de los viernes y tenía la urgencia de llegar a casa rápido, sobre todo cuando en Tokio las horas pico eran una pesadilla.

Pero mañana era sábado, podía darse el lujo de acompañar a Sakura hasta su departamento y asegurarse de que ella llegara bien. Sakura aún vivía con sus padres en lo que buscaba ella una compañera de piso con quien compartir los gastos. La primera solución de Naruto para resolver el percance de Sakura y ayudarla a independizarse de sus padres ―algo que había querido desde preparatoria― fue ofrecerle vivir con él, más Sakura se negó por varias razones, entre ellas que: los dos eran demasiado jóvenes para vivir juntos, no tendrían tanta tolerancia entre sí; además del enorme obstáculo que Naruto no vivía solo, sino con Menma.

Tener a Menma y a Sakura bajo el mismo techo sería como crear una Tercera Guerra Mundial.

A Naruto no le importaba mucho si los padres de Sakura les llegaban a ver despidiéndose en el portón del hogar de la Haruno, ¡para él mejor! Naruto veía su relación con Sakura como algo serio, había deseado tanto que la rosada fuera su novia como para no considerar planes a futuro con ella. Si en algún momento debía ser presentado por los progenitores de su novia, él quería darles una buena impresión.

―Para eso tengo que esforzarme ―se dijo a sí mismo al recordar las materias en las cuales presentaba ciertos problemas por comprender. Sería más fácil si le preguntara directamente a Menma sobre cómo solucionar unas ecuaciones que venía en su ingeniería pero sabía de antemano que el azabache jamás le prestaría su ayuda sin recibir algo a cambio.

No le quedaba de otra que ir a pedirle ayuda a Sasuke. Pero eso sería después de pasar por Sakura, dejarla segura en casa no sin antes pasar a comprar algo de café y donas, platicar en la cafetería que ella quisiera y saber las novedades de cada uno...

Naruto sintió que chocó contra un cuerpo más pequeño y frágil. Por inercia sostuvo a la persona que iba a caer, tirándola hacia adelante. Escuchó la caída de pesados libros y un quejido lleno de sorpresa.

Néctar de Lavandas [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora