Naruto contó los segundos faltantes para finalizar la clase. El día de hoy el cerebro no estaba cooperando para entender las lecciones. Mientras el resto de sus compañeros escribían, él se quedaba en blanco, observando a la pizarra, tratando de entender las fórmulas escritas.
Estaba al tanto de las limitaciones intelectuales a las que estaba sometido; reconocía no ser un genio en las matemáticas y sus derivados como Sasuke o Menma, aun así siempre buscaba comprender lo básico; se esforzaba, realmente lo hacía. Desde lo sucedido con sus calificaciones en la preparatoria y el poco desempeño académico aplicado no solo se prometió a sí mismo cambiar esas actitudes, sino también causarle menos problemas a sus padres. Iba en serio con la meta de graduarse de la universidad y conseguir un buen empleo, convertirse en alguien decente dentro de la sociedad.
Los días anteriores, lleno de dudas por cada ejercicio incompleto en su cuaderno de notas, había estado en la biblioteca durante largas horas. Levantarse diario resultaba ser agotador y sumamente cansado, especialmente si añadía su horario de trabajo a la rutina; a pesar de ello, estaba al tanto que no podía pedirle a Yahiko más días libres, le debía horas extras y en serio necesitaba el trabajo o Menma no tendría reparos en botarlo del departamento si no cumplía con la cuota de la renta y los gastos.
Naruto a veces detestaba tener una mente lenta, incapaz de captar con facilidad la información y cualquier otro ejercicio. Hacía lo mejor que podía, hasta metía toda la cabeza al libro, esperando que el conocimiento en éstos se pasara a él y lo ayudará a entender.
Los exámenes antes de las vacaciones de invierno se acercaban, él lo sabía. Y, a comparación de otros estudiantes, él debía esforzarse al doble. Incluso el triple.
—Naruto.
—¿Uh?
Para cuando alzó la vista, Shion se hallaba en frente de él, viéndolo con una mueca divertida. Él se sonrojó levemente al descubrir que el aula lucía vacía y el profesor tomaba sus cosas; la clase terminó y él estuvo tan ensimismado que no lo notó.
—Ah, perdón —tardíamente reaccionó, cogiendo sus pertenencias y guardándolas en la mochila.
Un lápiz cayó y Shion lo recogió, entregándoselo de vuelta a Naruto quien, agradecido, le dedicó otra sonrisa. Ella carraspeó para que el sonrojo en sus mejillas no fuera tan obvio para el rubio.
—¿Estás bien? —preguntó Shion, caminando al lado de Naruto hacia la salida del salón.
—Eh, sí, lo estoy —contestó como si fuera lo más obvio. Amplió más la sonrisa para lucir genuino.
Empero Shion pareció no creérselo.
—Luces cansado. Ido. Pude notar que nada se te quedó en la cabeza —señaló Shion con ojo crítico—. ¿Problemas en entender al profesor?
—Para nada —riendo por la preocupación innecesaria de Shion, él negó—. Solo que... Bueno, es complicado. Usa palabras demasiado... eh, rebuscadas. Me tomará tiempo, pero lo dominaré. En serio. Gracias por preocuparte, Shion.
—No me preocupo, s-solo... —ella, intentando esconder la verguenza de haber sido tan obvia—. Ugh, olvídalo —ajustó más la mochila sobre los hombros, deseosa de salir corriendo. Aprovechó ver a sus amigas en la lejanía para zafarse de la situación—. Te veo mañana, cuídate.
—Uh, adiós... —confundido del comportamiento de la rubia y su pronta despedida, Naruto actúo con normalidad.
Rápidamente recordó que debía estar puntual en su última clase, la cual estaba en el otro lado del edificio. Gruñó por la ubicación, apenas los pies le respondían y la cabeza comenzó a emitir un zumbido detrás de las orejas; recordó que nunca llevaba en la mochila pastillas para cualquier malestar, diciéndose ser alguien capaz de superar los síntomas de un simple resfriado, más le habría gustado llevar consigo algo que pudiese dar alivio al incipiente dolor de cabeza que comenzaba a molestarlo en las sienes.
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Néctar de Lavandas [Naruto Fanfic]
Fiksi PenggemarLa manera en que ella sonreía. La manera en la que ella hablaba. La manera en la que sus ojos tiernos veían. La manera en la que ella amaba. Tan pura. Él quería que todo eso fuera suyo.