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No lo podía creer, había pasado, habia sido cogida como una estúpida perra y lo peor era que no sucedió una sola ves, ese hombrese se corrió unas cuatro veces en ella.
Ahora no podía evitar evadir a su pareja ya estando en casa. Si claro, luego de a ver disfrutado ese "reencuentro" se arrepentía totalmente.
También se preguntaba ¿Nadie noto la ausencia de ambos? Bueno ella podía y hizo en excusarse que le dio malestar estomacal ¿pero él? Bueno eso era lo de menos, solo quería echarse a llorar cuando sabía que debía salir del baño y acostarse junto a NamJoon.
Tenía que contarle, pero entonces eso haría que su relación terminará pero lo quería tanto como para no sentirse preparada de soltar la vida de ensueño que vivía junto a él.
Salió sintiéndose nada al ver al chico en su gran cama tapado hasta la cintura con la colcha, la lámpara de mesa a su lado era lo que alumbraba el lugar; sus manos sostenían un libro que todas las noches llevaba leyendo, casi estaba por terminarlo y que mejor unos anteojos redondos que sin duda lo hacían ver muy bien.
─ Oh cielo, ven con papá ─ Dios sabía lo que significa aquellas palabras, pero aunque sus pies fueron a él involuntariamente su cabeza negaba.
El hombre sonrió dejando su libro de lado prestándole la atención a su chica.
─ NamJoon.. ─ tenían que hablar, el hombre que estaba ahí no necesitaba más con solo ver esa expresión en su rostro.
─ ¿Quieres contarme algo, no es así? ─ ella asintió tomando asiento, tan solo debía decir la verdad.
─ Conozco a JungKook, tu amigo ─ afirmó haciendo que este tomara asiento.
─ ¿En serio? ─ el hombres sonrió ─ y ¿Por qué no me dijiste nada? Incluso parecían que no se conocían
Soltó una pequeña risa, así que aunque quería animar ese triste rostro parecía no conseguirlo.
─ El y yo.. ─ le diría la verdad, tenía que asincerarse ─ El y yo..
─ ¿Tu y él?
─ Fue mi profesor de secundaria, era.. solo eso ─ no pudo ni podría decirle la mierda que vivió e hizo con su amigo. Pero es que no podría romper está bella relación lo que si podía romper era llevarse todo eso a la tumba.
Ambos se sonrieron.
─ Amor, ¿de verdad? Si recuerdo que estuvo un tiempo de maestro, no puedo creer que el te diera clase ─ el mundo era pequeño y Iun si que lo creía. ─ Hablando de él, el otro fin será su boda, me gustaría que me acompañarás... ─
¿Tan pronto? Osea Iun sabía que ya habían pasado años pero igual el reencontrarse y ahora solo saber que estaba a nada de casarse y que se la dio duro como cajón que no cerraba, no podía. Que patético.
