Incorrecto

25

— Está segura de que puede viajar?

— Claro! Es solo un resfriado, hace una semana que me siento así pero se pasará.

— De acuerdo, solo tenga cuidado Divina.
No quisiera que algo malo le suceda

— No se preocupe señora Addams, cualquier cosa que pase con las chicas por favor avíseme.

Se despidieron con un pequeño abrazo y Merlina vio a su amiga tomar el autobús.
Definitivamente serían unos días difíciles.
Todo el trayecto hacía la casa estuvo ideando un plan sobre como abordaría a las niñas.
Era un tanto complicado
No sabe ser amable
Mucho menos divertida
Resoplo con frustración y llegó a la conclusión de que solo sería ella y ya.
No tenía que demostrar nada, ellas obedecen y listo.

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— Esa sangre era horrible Eni

— Pero tu puedes tomar la que sea y yo no

— Que tenía de malo esa?

— No se, Mer me dijo que esa no la podía consumir yo.

— Mer?
¿Ya son tan cercanas?

Yoko aún sentía esa amenaza, no dejaría que esa mujer dañará a su hermanita.
Primero quemaba todo el lugar antes de permitirlo

— Por supuesto!
Creo que ella realmente me quiere

— Eni, solo quiero que tengas cuidado.
No me importa si quieres explorar tu sexualidad pero ve muy despacio.
Se que clase de persona es y te aseguro que no es buena

— Nunca entendí porque te expresas así de ella

— Es complicado Eni.
Hace tiempo también creí que era normal nuestra vida, pero te aseguro que no.
Ellas nos tienen aquí por un motivo extraño y voy a descubrir que es.

— Ellas? No creo que alguna nos tenga aquí para lastimarnos.
Mucho menos Divs

La vampira rodó los ojos, aún así Enid no podía ver por lo lentes.
Esas dos eran malas
Solo era cuestión de tiempo para entender la verdad

— Eni ¿Sabes que te quiero mucho?

La rubia solto una risita juguetona

— Obvio, también te quiero mucho

— Todo lo que hago es por ti, porque mereces una vida mejor que esto.
Un villano nace del amor

— Eso qué? Yoko.
Te volviste loca

Aún se mantenía jugando, cuando aquellas palabras eran sinceras.

— A veces las personas hacen cosas malas porque quieren proteger a otros, por amor

— Ya me dio hambre

— Deberías comer —
Merlina hacia acto de presencia y las dos miraban su pequeña estatura.

— Usted siempre aparece de la nada?

Era la primera vez que la vampira le dirigía la palabra por voluntad propia.

— Casi siempre.
Vayan a comer, repasaremos las reglas cuando terminen

Se miraron extrañadas, ellas solo tenían la regla de no pelear y no salir de la casa.
Que otras podía otorgar?

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— Estaré aquí unos días así que deberé trabajar en este lugar.
No quiero ruido
No quiero quejas, a menos que sea algo grave
No quiero que dejen su medicamento de lado.
No se permite seguir despiertas después de las 9
No me gusta que rían alto
No me gusta el desorden
Odio que corran por la casa
Nada de peleas
Nada de televisión
Nada de música.
Y sería todo

— Todo? Se me hacen poquitas.

— Yoko!
Son muchísimas, no escuchaste bien.

— En realidad, Enid, tu compañera utiliza sarcasmo.
Y eso no me gusta para nada
¿Desafía mi autoridad? Yoko.

Sería tan fácil arrancar su cabeza y drenar su sangre, pero no era el momento.
Su mandíbula se tenso

— No señora, disculpe.

— Bien, casi es la hora de dormir así que deberían alistarse.

Su cabeza no dejaba de pensar en las mil cosas que podía usar de excusa para irse esa noche y ninguna era convincente.
No sabía que tanto podría soportar con la rubia cerca todas las noches de esa semana.
Se volvería loca, lo cual no sonaba tan mal.
Después de 2 tazas de café el sueño no la molestaría más y podría trabajar con tranquilidad.
Miro en el suelo una hoja con análisis, llevaba el nombre de Divina.
Suponía que era por los malestares que tenía, comenzó a revisar y algo le parecía un tanto extraño pero dejo de prestarle atención cuando esa voz delicada y un tanto ronca la llamaba.
Asomaba su cabeza desde la pared cerca a la puerta

— Qué pasa?

— No puedo dormir

— Sigue intentando

— Es que Divina a veces me da un té, o se acuesta unos minutos conmigo.
O me cuenta una historia

Su ojo tembló ante el estrés
Esto era una prueba?! Porque no estaba lista para ello

— Sube, iré en un minuto.

Después de buscar no divisó aquel té que la castaña le daba así que subió.
Que historia podría contarle?
Solo conocía de terror y seguramente a ella no le gustarían.

— Enid, no hay más té.
Y las únicas historias que me sé son tétricas.
Así que no hay una solución por hoy

— Te acuestas conmigo?

Sus mejillas se encendieron y su estómago bajo se calentó al instante.

— Claro que no, eso sería extraño.

— Pero no podré dormir

— Seremos dos

— ¿¡Por qué eres tan mala conmigo?! 

La pelinegra decidió sentarse a su lado en la cama.
No le quedaba otra, sino la rubia continuaría con su drama

— No soy mala.
Solo soy una adulta que no caerá ante un berrinche.

Los ojos azules de Enid parecían brillar cuando quería llorar

— No hagas eso Nid, sabes que estaría mal si me. . Recuesto a tu lado

— No estaría mal

— Tu no quieres eso, no sabes lo que quieres.

— Todo el mundo piensa que sabe sobre lo que quiero

— Yo se que quieres, pero no te puedo dar eso.

Las dos se miraban entre la oscuridad, la luz de la luna siempre favorecía a la mayor.
Cada vez estaban más cerca y eso mataba a Enid, la quería aún más cercana si era posible..
Unió sus labios en un pequeño besito inocente.
La dama frente a ella parpadeo unas veces, intentando controlar su corazón.
Enid vio como no parecía alejarse entonces tomo de nuevo la iniciativa.
Un besito tras otro, cada vez más largos pero no mucho

Esto mataba a Merlina que quería más que unos besos que pecaban de inocencia.

Sus manos sostuvieron el rostro de Enid para que no se alejara de nuevo y esta vez movió sus labios, sentirla era el paraíso.
Aquellos rosados y llenos labios sabían tan bien.
Parecían encajar a la perfección con los suyos
Sin duda Enid fue creada para ella

Sin duda fue su mejor creación

Ahora el beso era más rápido, Merlina se permitió adentrar su lengua en la cavidad de la adolescente y aquel sonido de sus labios chocando con pequeños suspiros hicieron que su humedad aumentará.
Ya no podría parar, estaba segura.

— Enid ¿Quieres seguir? Porque podemos parar y-

Sus labios fueron besados de nuevo

— Sigamos Mer —

Su pecho subía y bajaba, saco su gabardina y con la ayuda de sus pies se deshizo de sus zapatos.
Se sentó en el regazo de la loba que luchaba por contenerse, no quería lastimar a tan delicada obra de arte que por fin tomaría como suya.

Esa noche sería tan larga