Parte 3

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C: ¿Aziraphale?

Hola Crowley, ¿me extrañaste? :A

C: Escucha, tenemos que reunirnos. Tengo preguntas de tu caso.

No ignores mi pregunta querido. :A

C: Te responderé cuando respondas las mías.

Tú ganas :A
¿en nuestro lugar a las 8? :A

C: No existe "nuestro lugar".

Bien, nos vemos entonces. :A

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-- Eres un maldito Archangel... -- susurró Crowley, dejando el teléfono en su escritorio de forma un poco violenta, y cubriendo su cara con sus manos. Estaba totalmente frustrado con esta situación.

No quería verlo, y tampoco quería el caso en primer lugar.

Pero debía hacerlo. Era la única forma que tenía de probarle a su padre que no volvería a decepcionarlo de esa forma. Nunca más.

Lo entendió cando Beelzebub le dijo que su padre lo había ofrecido para arreglar este caso, y cuando leyó de quien se trataba.

Supo enseguida que era su probatoria.

-- Bien, hora de irse... -- soltó alegre cuando el fino reloj de su muñeca derecha sonó. Anunciando el fin de su día laboral.

Con rapidez tomo sus cosas y las metió dentro de su maletín de abogado, para salir del Bufete lo más rápido posible para no ver a nadie.

No estaba de humor.

Así que solo condujo a su departamento, y lo primero que hizo al llegar fue lanzar sus llaves en su recibidor. Dejar su maletín en el sillón de la sala para ir a su habitación y lanzarse sobre su cama.

Se quedó tanto rato ahí, disfrutando de la dulce sensación de estar al fin en casa luego de un largo día, que se quedó profundamente dormido.

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Aziraphale amaba ser tocado por Crowley.

Amaba la forma en la que su voz cambia cuando lo llama "mi ángel". Eso era música para sus oídos, además de que le provocaba cierta sensación allá abajo.

Tambien amaba la forma posesiva en la que lo miraba cuando lo hacian, como si fuera solamente suyo y de nadie más.

Y eso era cierto de alguna forma, porque con Crowley tuvo su primera vez con un hombre.

Y siempre lo recordará por eso, y por ser el único que logró darle ese nivel placer.

-- Mgh, más rápido Crowley... -- soltó mientras era embestido por el pelirrojo de forma dura, certera y lenta. Y esto último estaba siendo una tortura para el rubio.

Llevaban tiempo haciéndolo, y podría decirse que se conocían a profundidad.
O al menos Crowley conocía el cuerpo de su ángel profundidad.

The Real Me (AziraCrow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora