Parte 6

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Se besaron una y otra vez, de una forma casi animal durante todo el viaje en el ascensor hacia el piso de su habitación.

Y no les importo en lo más mínimo que él Hotel estuviera repleto de cámaras que registraban cada movimiento inapropiado que hacían, pues en sus mentes solo había una cosa: la necesidad del otro.

Crowley lo entendió así cuando tomó la decisión de volver a escribirle al pelinegro y hacerlo venir hasta acá. Luego de dejarle claro que lo haría rogar por su perdón.

De alguna forma, las cosas que dijo y lo que estaba haciendo ahora, eran una contradicción.

Y en su trabajo como abogado, lo peor que podría hacer en el caso de un cliente era contradecirse a si mismo en lo que le estaba exponiendo a toda una corte repleta de personas, que están ahí con el único fin de juzgar las acciones de dos personas.

Pero el punto es que cuando se detuvo a la orilla del camino, pensó:

"Llevo años sin saber del sujeto que acabo de ver para una maldita "Reunión de trabajo.

Un sujeto que en algún momento de mi vida fue un compañero con el que compartí todos mis juguetes desde los 8 años.

Y luego se convirtió en una gran persona que me invitaba lo que más podía, y lo que su familia le permitía a su casa porque sabía que no me gustaba quedarme en la mía.

Para después transformarse en un buen amigo que me acompaño en las buenas y malas decisiones que tomé en la adolescencia, y en todas las aventuras que le ofrecí para sacarlo de su zona de confort.

Para finalmente convertirse en mi ángel, del cual me enamore tanto que cuando me destrozó el corazón. No pude mirarlo a los ojos y reconocerlo, porque ese sujeto que estaba en frente de mi era muy diferente a la persona que llevaba tantos años a mi lado. "

Y entendió que no podía hacer eso, no podía desconocer de esa manera a la persona que amó tan intensamente. Porque no lo merecía, y de alguna manera sabía que pretender que el pelinegro lo buscase para rogándole por el perdón por un error tan viejo, no resultaría bien.

Porque nadie en su sano juicio se arrastraría y humillara de esa forma por "tal vez" un perdón. Y eso no sería para nada justo.

Y muy en él fondo, Crowley sabia que debía superar el pasado. Las personas cambian, la vida cambia y las circunstancias cambian.

Así que, ¿por qué no intentarlo,? ¿por que no probar si la chispa seguía en ellos?

Así nadie se haría ilusiones con algo que podía haber desaparecido con los años.

Pero ese no parecía el caso dentro del ascensor, donde ambos se frotaban con anhelo y desesperación de sentir la cálida piel del otro sin el estorbo de ropa que traían.

-- Vamos ángel, déjame salir... -- pidió el castaño riendo con levedad al ver que los labios de Aziraphale se fueron directo a su cuello expuesto para marcarlo, y no mostraba señales de querer detenerse. Cuello que fue descubierto por el mismo pelinegro, que se encargó de desabotonar los primeros botones de la camisa de Crowley.

El abogado puso una de sus manos en las puertas del ascensor, para que no se cerrará mientras trataba de caminar en reversa sin caer.

Y ni siquiera sabia como era que no había perdido el equilibrio haciendo esto, considerando que tenia una gran copa de vino en su cuerpo, y al pelinegro que se negaba a soltarlo.

Ya fuera del asensor, decidieron con una sola mirada separarse y caminar tranquilamente por el pasillo.

Fingiendo que hace dos segundos no se estaban devorando en cuerpo y alma en el asensor, entrelazando sus manos y compartiendo miradas cómplices y sonrisas.

Rápidamente llegaron a la puerta, y Crowley soltó la mano del rubio para sacar la llave de acceso y pasarla por la cerradura. Y Aziraphale lo miraba deseoso, mientras se encontraba apoyado en el muro.

-- Apresurese, señor Hell... -- rogó con vos seductora el rubio.

Tarjeta denegada. Volvió a intentarlo.

-- ¿Tiene más compromisos esta noche, señor Archangel? -- le consulto divertido, siguiéndole el juego.

Tarjeta denegada. Lo intento de nuevo.

-- Si, pero si usted me lo pide. Puedo cancelarlos... -- soltó sacando su celular de su bolsillo.

Tarjeta denegada.

-- ¡Maldita sea! -- gritó de repente. Cortando todo este juego que tenían.

No negaría que estaba nervioso por esto, tanto que no podía ocultarlo del todo.

Desde que terminaron hace años, todo en su vida le señalaba que este era el camino correcto, pero el vacío en su vida que no lograba llenar con nada, decía lo contrario.

Y estar con Aziraphale se sentía tan malditamente bien, que parecía ser la peor decisión de su vida.

-- Crowley... -- susurró cerca de su oído suavemente, luego de procesar lo que acababa de pasar.

El tono que uso el pelinegro hizo que Crowley recordara al Aziraphale de antes, el tierno y tranquilo que siempre estaba cuidandolo de que no se matará en sus aventuras.

-- ¿Me dejas intentarlo? -- le pregunto con amabilidad y mirandolo directamente a los ojos, con esos hermosos ojos azules que tenia él, mientras sujetaba las manos del castaño entre las suyas.

Perplejo por ello, solo asintió para responderle y dio un paso atrás, dejando que el pelinegro tomara la llave de sus manos, y su puesto frente a la puerta.

Mirando por sobre su hombro, pudo ver como el pelinegro deslizaba la tarjeta tal y como el lo hizo tres veces antes, pero a diferencia de él. Esta vez la cerradura hizo un sonido y la puerta se abrió de inmediato.

-- Son las cerraduras, le dije a mi padre que las cambiará pero insiste en comprarle a... su socio. -- comenzó a aclarar en un tono dulce, para que el castaño no se sintiera mal al no lograr abrir la cerradura. Pero fue interrumpido por los brazos del otro, que rodearon su torso, y su rostro en el hueco de su cuello. -- Crowley...

Ni una palabra salió de la boca del castaño, solo empujo levemente a Aziraphale quien comprendió de inmediato que debía caminar y entrar.

De esta forma ingresaron al dormitorio, y con la puerta cerrada detrás de ellos. El castaño susurró unas palabras que hicieron que todos los bellos del pelinegro se erizaran.

-- ¿Volverás a ser mio por esta noche?

Tener al castaño detras de si, sintiendo su calor y oir esas sucias palabras susurradas en ese tono en su oido, hizo que un escalofrío le recorriera toda la espina dorsal.

Sintió que su pulso se elevaba, al igual que su temperatura corporal. Y algo allá abajó también lo hacía.

-- Solo tuyo, Crowley...

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Holaaaaaa

Capítulo 6

ESTO SE VA A PONER INTENSO

The Real Me (AziraCrow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora