Parte 7

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-- ¿Volverás a ser mio por esta noche? -- le preguntó el pelirrojo en un susurro.

-- Solo tuyo, Crowley...

-- Entonces prepárate, porque haré que grites mi nombre tantas veces esta noche, tal como en los viejos tiempos... -- susurró con ese tono de voz profundo y cautivador, que hizo que todos los sentidos del pelinegro se alterarán.

Ese tono de voz que hacía que sus piernas se sintieran débiles, y que miles de escalofríos recorrerieran su cuerpo provocando que su mente se desconectará de la realidad, y entonces solo se pudiera centrar en Crowley y las maravillosas sensaciones que este le provocaba.

-- ¿Recuerdas esos tiempos, ángel? -- soltó mientras repartía besos cálidos y húmedos por el cuello delante contrario, mientras miraba se reojo las expresiones de este.

Esto una vez que ya tenía al pelinegro con la camisa desabotonada, y con sus manos sobre sus pantalones.

Lo desnudaba lenta y sensualmente, acariciando lo más posible su piel en cada movimento que hacia.

-- Mira nada más, aun no te quito el pantalón y ya estas duro... -- soltó en medio de una risa burlesca.

Lo que hizo que Aziraphale se avergonzara un poco de lo necesitado que estaba del otro. Lo que que a su vez hizo que no se diera cuenta de que el castaño metió una mano al pantalón abierto, para tomar y apretar sin lastimar, el miembro del pelinegro por sobre su ropa interior.

-- Ahh, Crowley... -- soltó por la sorpresa y por el anhelado tacto, aquello hizo que gimiera como no lo había hecho hace años, de manera auténtica y sin reprimirse.

Pues sabia que con Crowley podía hacerlo, podía ser realmente él.

-- ¿Ves? Ya empezaste a rogar por mi... -- soltó riéndose con sorna, mientras estimulaba al pelinegro aún en la misma posición inicial.

Mientras que este último mordía sus labios con fuerza para tratar de evitar soltar tantos sonidos vergonzosos, y tan pronto.

Y es que la noche era joven y no quería quedar afónico tan temprano, eso solía elevar el ego del antes pelirrojo.

Y Crowley con el ego por los cielos es cosa sería.

Pues luego no hay como bajarlo de las nubes cuando esta allí, creyendo que es único e invisible, un dios del sexo en la tierra.

Y eso suele durar días, si es que no semanas.

Semanas de un ser increíblemente insoportable en ese sentido.

-- N-no es cierto -- como pudo, el pelinegro se las arreglo para hablar. Pues ordenar las ideas en tu cabeza no es tan sencillo cuando tienes a un hombre increíblemente atractivo, muy habilidoso con las manos y la boca. Tocando partes de tu cuerpo que sabe muy bien que responerdan como quiere -- Solo me tomaste por sorpresa... -- se excuso para volver a luchar con los jadeos y gemidos que querían salir, apretando los labios.

-- Ajá... -- respondió de pronto Crowley, aún con ese tono divertido en su voz. Y al mismo tiempo, detuvo toda acción sobre Aziraphale. Para comenzar a alejarse lentamente, dejándolo sólo y con una sensación de vacío.

El pelinegro no dijo nada, solo reaccionó a abrir los ojos e investigar por si cuenta que acababa de pasar.

Entonces antes de poner encontrar en su campo visual al castaño, una de las grandes manos de este, cubrieron sus ojos. Impidiéndole buscarlo.

-- ¿Crowley?, ¿Que haces? -- preguntó extrañado de esto, llevándo sus manos a la del castaño para quitarla. Pero este último se percato de esto, y puso su otra mano sobre las otras 3.

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⏰ Última actualización: Jan 08 ⏰

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The Real Me (AziraCrow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora