Capítulo 8

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Después de la inusual cena con Voldemort y Makarios, mi vida dio un giro inesperado. Aunque no me convertí en un aliado de Voldemort ni me uní a su causa, mantuvimos una relación de respeto y comunicación ocasional. Makarios visitaba mi tienda con más frecuencia, y a veces Voldemort venía con él. Era evidente que quería que su hijo tuviera una conexión con el mundo exterior, y me alegraba poder proporcionarle eso.

La guerra mágica continuó, y aunque me mantuve al margen, no pude evitar ser testigo de su devastación. La relación entre Voldemort y su hijo se volvió más intensa y protectora, y aunque sus métodos seguían siendo oscuros, había una nota de humanidad en su vínculo.

La relación que forjamos con el tiempo se volvió más profunda y cercana. Voldemort confiaba en mí lo suficiente como para dejarme a cargo de Makarios en su ausencia, y me parecía asombroso cómo este hombre, que era temido en todo el mundo mágico, podía mostrar esa faceta paterna y preocupada por su hijo.

Con el tiempo, Makarios se convirtió en una parte integral de mi vida. A medida que crecía, su magia y habilidades mágicas también se desarrollaban, y le brindaba apoyo y orientación en su camino. A pesar de la sombra de su padre y su legado, Makarios tenía un corazón puro y una curiosidad insaciable por el mundo mágico.

Aunque la guerra continuaba fuera de nuestra pequeña burbuja en Hogsmeade, durante esos momentos, era posible encontrar un atisbo de paz y normalidad. La extraña familia que habíamos formado era un refugio en medio de la tormenta, y me recordaba que, incluso en los momentos más oscuros, la humanidad y el amor pueden florecer de maneras sorprendentes.

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Narra Harry:

Estábamos en mi tienda, un lugar mágico lleno de objetos asombrosos. Mientras Makarios curioseaba con entusiasmo los artefactos mágicos en las estanterías, Voldemort y yo manteníamos una conversación tranquila en un rincón.

Harry: (Con un tono reflexivo) A veces me pregunto si las cosas podrían haber sido diferentes, si hubiéramos tenido la oportunidad de entendernos antes, si no existieran los prejuicios...

Voldemort: (Asiente) Es un pensamiento interesante, Harry. Los caminos que tomamos en la vida son complejos y a menudo están influenciados por circunstancias que no controlamos.

Harry asintió nervioso, él hablaba de su vida pasada pero esté Voldemort no conocía su pasado. Una parte de el quería contarselo pero otra tenía miedo de perderlo.

Makarios: (Entusiasmado) ¡Mira esto, papá! ¡Un reloj que te dice la hora en cinco idiomas diferentes!

Harry: (Sonríe ante la emoción de Makarios) Es asombroso, ¿verdad? Mi tienda está llena de maravillas como esa.

Voldemort: (Dirige su mirada a Makarios y sonríe) Parece que estás disfrutando de este lugar, Makarios.

Makarios: (Asiente) ¡Sí, papá! Harry hace cosas increíbles.

Harry: (Retoma la conversación) En cierto modo, esta tienda es un reflejo de lo que mencionaba antes, Tom. La posibilidad de explorar nuevos horizontes y encontrar terreno común en el mundo mágico.

Voldemort: (Con un matiz de reflexión) Comprendo tu punto de vista, Harry. Las barreras que creamos pueden ser infranqueables, pero a veces es necesario cuestionarlas.

Makarios: (Curioseando) ¡Miren este espejo mágico, papá! ¿Puedo tener uno?

Harry: (Riendo) Por supuesto, Makarios, te lo regalaré.

Voldemort: (Dirige una mirada cariñosa a su hijo y otra a Harry) Gracias, Harry. Tu amabilidad no tiene precio.

La conversación fluía en la tienda mágica, mientras Harry y Voldemort exploraban la posibilidad de entenderse mejor, y Makarios seguía asombrado por los objetos mágicos que lo rodeaban.

El ascenso del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora