don't underestimated us

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El Clitemnestra llevaba al rededor de 3 semanas en el océano. No habían tenido muchos problemas con el oleaje y no se habían encontrado con ningún barco, lo cual agradecían.

Al llegar el último día de la tercera semana llegaron a la Cala de los Naufragios en donde tendría lugar la Asamblea.
Era una especie de fortaleza impenetrable, a la cual para acceder tenían que enseñar la carta de Chevalle, era terriblemente oscura y parecía una construcción de palacio hecha por borrachos (que siendo Piratas no le parecía tan raro). Todo parecía una gran roca con ventanas minúsculas llenas de porquería y restos de algas y peces muertos. Lo que si habían eran muchos muelles y muchos barcos. Eco Swann no pudo dejar de buscar al tan famoso Perla Negra. No estaba, tal vez llegarían tarde. No sabía muy bien qué pensar que se encontraría, a Barbossa y a Jack en el mismo barco tal vez.

Amarraron con los nervios a flor de piel, todas se sentían inseguras porque, aunque tenían todo el derecho a estar allí, eran mucho más jóvenes que los demás y llevaban menos de un lustro al mando, lo que les hacía perder algo de respeto. Decidieron que solo irían Las chicas de Jade. Las recibieron unos piratas en la entrada que las miraron como si se hubieran equivocado. Eco sacó de su cuello la carta de póker perteneciente al Señor Pirata y ellos las dejaron pasar, mientras susurraban que era ella Ares, la perdición del Mediterráneo. Eco se sonrió a si misma mientras Las Chicas de Jade la miraban socarronas.

-Un título imponente, si señor - comentó Filo haciendo reír a sus amigas. Todavía había mucha gente que no conocía la cara de la Señora Pirata del Mediterráneo y más en un lugar tan alejado de donde ellas se movían, por lo que no les parecía tan raro que no supieran quienes eran.

Atravesaron la sala y allí se encontraban Sri Sumbhajee del Océano Índico, Villanueva del Adriático, Jocard del Atlántico, Amman del Mar Negro y la Señora Ching del Pacifico. Todos sin excepción se quedaron mirando largo y tendido a las 6 jóvenes que habían entrado por la puerta y que se habían acercado al lugar correspondiente al capitán Chevalle. No sin antes clavar su espada en el Mar Mediterráneo. Todos los señores Piratas eran muy ancianos, así como lo era Chavelle, Las chicas de Jade sentían estar viendo un libro de historia de Señores Piratas, pero no, ahí estaban ellas, las 6 sentían que estaban formando parte de un libro de aventuras. Los únicos más jóvenes eran Eco y Jack. Ese pensamiento, o cualquier cosa que tuviera que ver con Sparrow, no dejaba de repetirse en la cabeza de la Capitana del Clitemnestra.

-Por lo que es cierto, hay una nueva señora pirata- comentó Jocard el cuál lanzó una sonrisa retórica a la capitana del Clitemnestra.

-Que puedo decir- comentó Eco poniendo las manos en el respaldo de la silla, mientras se echaba para delante. Sus amigas miraban a los demás Señores con la misma sonrisa y se acercaron a su capitana formando un grupo compacto y poderoso a los ojos de quienes las veían.

-Bienvenidas, entonces- comentó Villanueva mirando a mi tripulación. Ellas se dieron por satisfechas, habían escuchado del cambio y no les preguntaron como fue, tal vez por miedo. O simplemente no les interesaba.

Estuvieron un rato en silencio hasta que se empezaron a escuchar voces de fuera de la sala. Solo faltaban Barbossa, Sparrow y Sao Feng del Mar de China. Eco Swann sintió que su respiración se quedaba atrancada en sus pulmones cuando vio al pirata que le había robado el corazón tantos años antes. Y a su lado Barbosa. ¿Como? Ambos habían muerto. Sus amigas la miraron y se pusieron alerta. Ella tragó saliva mientras su corazón corría en su pecho. No había forma que Sparrow no se diera cuenta de que ella estaba allí.

Los ojos de ambos Señores Piratas recorrieron a todos los demás. Cuando los ojos de Jack y Eco se encontraron ambos pudieron jurar que se habían quedado sin respiración. A Jack le dio un pequeño espasmo por la sorpresa mientras Eco seguía en shock. Barbossa se giró hacia Sparrow con el ceño fruncido y siguió su mirada. Eco le sonrió sarcástica al capitán y este fruncio aún más el ceño.

Piratas del caribe: en el fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora