Salida escolar, ¡con charquero incluido! (Parte 1 de 3)

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Kate:

Escuché mi alarma y abrí los ojos, la luz del día aún no llegaba a mi ventana para iluminar mi cuarto. Mientras me transportaba de vuelta al mundo real, los recuerdos iluminaban mi memoria, pero había uno en especial que brillaba más que los demás, trayendo luz y color a mi mente y recargando mis energías: «Hoy viajaremos al parque Jaime Duque». Sin que esta idea pudiera escapar de mí, miré la pantalla de mi celular y vi la hora, eran las 5:20 de la mañana. Descarté la alarma de inmediato y me levanté de mi cama para prepararme para ir al colegio. Me sentía emocionada mientras me bañaba, me vestía, desayunaba, me cepillaba y preparaba mi lonchera para el viaje, estaba segura de que todo sería espectacular.

Una vez lista, a las 6:20, me subí al carro con mi padre, quien luego iría a trabajar. Durante el camino, me decía que tuviera cuidado y que la pasara bien. Cuando llegamos al colegio, nos despedimos y, llena de emoción, entré al colegio.


Jake:

Aún con los ojos cerrados y el cuerpo tendido e inmóvil, recuperé la conciencia una fracción de segundo antes de escuchar el sonido y sentir la vibración de la alarma de mi celular bajo mi almohada. En un instante, llegó a mi mente la idea que tenía desde la noche anterior: «Hoy viajaremos al parque Jaime Duque», lo cual me llenó de energía de inmediato, eliminó mi somnolencia y me hizo actuar como si ya llevara tiempo despierto. Abrí los ojos, pero mi cuarto aún estaba sumergido en las tinieblas, así que saqué mi celular para revisar la hora: 4:50 a.m. Apagué la alarma y me alisté para ir al colegio, usaríamos el uniforme de Educación Física para el día de hoy, por lo que lo tuve preparado para después de bañarme. Entre más listo estaba, más crecía la intriga dentro de mí, el hacer una salida pedagógica me hace sentir tanta emoción como nervios. Para calmarme un poco, bebí un vaso grande de jugo con el desayuno.

Un poco más de una hora después, cuando ya estuve listo, salí frente a mi casa para esperar la ruta escolar. Llegó a las 6:04, así que no tuve que esperar mucho, y me subí. Hablé con entusiasmo con los compañeros de mi ruta durante el recorrido, entre ellos, Trixie, que siempre participa cuando hablo y me parece muy agradable. Honestamente, soy bastante tímido para hablar con ella por mi cuenta, así que me siento mejor cuando participamos más personas. No soy mucho de conversar, apenas estoy desarrollando ese hábito, pero en ocasiones, se me ocurre algún aporte y, cuando lo digo, la gente lo disfruta. A veces, cuando suena una canción en la emisora que ponen, le cambio la letra por una parodia que escuché en YouTube, lo cual les causa risa.

Cuando llegamos al colegio, nos bajamos de la ruta y pasamos a un aula grande, donde esperaríamos antes de que sonara el timbre y entráramos al salón.


Sergio:

Tercera vez que escuchaba la alarma de mi celular tras posponerla, con los ojos entrecerrados, vi en la pantalla de mi celular que son las 5:20 de la mañana, así que pensé que lo mejor sería apagarla y levantarme para evitar pasar de largo. Unos minutos después de levantarme, recordé lo que haríamos hoy en el colegio: ir al parque Jaime Duque. No me quería perder esta salida, así que me esforcé por mantenerme con los ojos abiertos hasta que lo logré después de bañarme. Durante el desayuno, mamá me dijo que tenga cuidado con ciertas cosas, las cuales ya tenía en cuenta como parte de la planeación previa a la salida. A las 6:20, salí de mi casa ya preparado y caminé hacia el colegio. No podía evitar pensar en el viaje y me sentía cada vez más entusiasmado, mis ganas de dormir, aunque no desaparecieron por completo, sí se debilitaron notablemente. Tras unos minutos, llegué y pasé por la entrada del colegio.


Trixie:

Escuché la alarma de mi celular bajo mi almohada y sentí su vibración que se transmitía hacia mi cabeza. Aparecí rápidamente en el mundo real dejando atrás el escenario del sueño que había tenido, que traté de recapitular en mi mente antes de que este escapara de allí: estaba corriendo por unos pasillos iluminados por luces de neón de varios colores, similar a un laberinto, hasta que encontré la salida de allí, tras lo cual aparecí en una calle más o menos a las 5 de la tarde, con el cielo al borde del atardecer. Concentrando nuevamente mi mente en la realidad, desactivé la alarma de mi teléfono, cuya pantalla me decía que eran las 4:52 de la mañana, y una idea me llenó de energía de inmediato: «Hoy viajaremos al parque Jaime Duque». Me quité las cobijas de encima y me levanté ignorando el poco sueño que tenía. Como desperté con sed, me serví un vaso de jugo de lulo y me lo tomé mientras desayunaba. Ya eran las 5:52 de la mañana cuando estuve lista. Salí a esperar la ruta escolar, llegó tres minutos después y me subí.

Omovember 2023 (historia colaborativa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora