Qin Shin Huang/Leonidas

2K 220 40
                                    

Estuvo un buen rato buscando a ese emperador chino que iba de un lado a otro para que al final encontrárselo cuando el solo llegó a cruzar con ella rompiendo una pared como si nada

Si mahoma no va a a montaña, la montaña irá a mahoma

Raro

—Ojalá tus labios fueran copa para posar ahí mi boca— le piropeó viéndolo irse por la dirección incorrecta... otra vez

Le recordaba a alguien que tenía el cabello verde

—El amor es ciego pero hay que ver lo mucho que me alegras la vista— le devuelve el piropo con una sonrisa coqueta

Sus mejillas ardieron en un adorable carmín

Ella debía piropearlo a el, no el a ella, muy atrevido de su parte al hacerlo

¡Le agradaba!, era un humano muy guapo

—Primer emperador de China, Qin Shin Huang— hizo una honorable reverencia ante ella y tomar su mano para depositar un suave beso en sus nudillos —¿cúal es el nombre de la señorita?—

—Alana, Diosa griega de la naturaleza— se presentó también haciendo una respetable reverencia —es un honor conocerlo en persona emperador Qin Shin Huang—

—El placer es mío Diosa Alana—






La arena se colaba entre sus dedos, en una mano cargaba sus zapatos y a pasos calmados se dirigía hacia ese guerrero de Esparta

Era enorme y muy musculoso, digno de un Rey que será recordado por los siglos de la historia Espartana, tenía un gran porte de seguridad y fortaleza, había oído mucho de el y parecía mentira que lo tuviera enfrente suyo a unos cuantos pasos

—¿Que quiere?— pregunta aquel hombre sin mirarla y dándole una calada a su tabaco

—Nada en especial— responde la Diosa fingiendo desinterés

Se sentó sobre una silla creada de arena por ella misma, también puso sus pies sobre un banco creado de arena, se recostó y se acomodó en aquella silla de arena

—Admiro su valentía— dijo mirando el cielo —eres el rey humano más dedicado que oí hablar, has luchado con dientes y uña para proteger tu reino, eres un rey digno de admirar—

—¿Nos conocemos?—

—Tal vez tu no me conoces pero yo si te conozco— se recuesta sobre su brazo izquierdo, ambos se miraron a la cara al mismo tiempo —oí mucho sobre ti por parte de Ares, eres un admirable guerrero, de hecho, eres el guerrero humano más admirable que podía conocer, has muerto en batalla para defender tu reino, yo conocí a muchos guerreros pero verdaderamente es un honor conocerlo a usted—

—Supogo que gracias— murmuró consternado por aquellas palabras —supongo que cuando amas algo das todo por eso—

—Te doy la razón querido Leonidas—

Fueron palabras sabias, eso lo hizo sentirse más orgulloso de si mismo de lo que estaba, ella no habló por hablar sino para de verdad hacerle saber que lo que hizo estaba bien y no se equivocó

—Si me permite tutearlo, te digo berías ponerte en la sombra— se empezó a abanicar con su mano —los bombones se derriten—

Una sonora carcajada pude escuchar, Leonidas de Esparta se reía con ganas

—Eso debería decirle yo a usted, es al revés señorita Alana— se sorprendió de que la conociera —¿enserio cree que no conozco a la Diosa griega de la naturaleza?, usted bendecia a mi pueblo en cultivos y comida—

—Puede ser— hizo un gesto con la mano restándole importancia






Qin:

-Se nota que es coqueto y atrevido, es un emperador que no le teme a nada y eso me gustó, me devolvió el piropo sin ninguna pena, algo que repito, me gustó demasiado, se nota que su personalidad es ser extrovertido

Leonidas:

-Ni mal ni bien, digo que reaccionó muy natural, incluso rió a carcajadas, yo digo que el pensó que tenía que ser el quien me tuviera que haber piropeado en vez de ser yo

Piropos para los humanos ² |Shuumatsu No Valkirie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora