Piropos para los humanos ² |Shuumatsu No Valkirie|

Adán/Lü Bu

En un silencio bastante profundo a unos dos metros y medio se sentó al lado del primer humano, no la había sentido, el seguía sumido en sus pensamientos mientras observaba a su linda esposa e hijos en el campo con brillantes flores

—Te doy la razón para odiar a los Dioses— empezó hablando ella, había giró a verla con una expresión aburrida y sorprendido por su presencia —no me vas a creer pero yo siempre creí en que tu esposa decía la verdad—

—Mientes—

—No lo hago Adán — sonríe de manera sutil —cuando ese asqueroso pejelagarto se atrevió a tocar a tu hermosa esposa yo hize acto de presencia, Eva no lo sabe pero de los tres pajaritos yo era uno— levanta su mano, en su dedo se posa un pequeño gorrión —ese demonio de cuarta me desobedeció, yo lo mandé a que los cuidara pero solo los llevó a la desgracia aunque me alegro por ustedes, construyeron su propio paraíso y eso es digno de ustedes—

Odiaba a los Dioses, no había duda de eso pero aquella Diosa no mentía en sus palabras, era tan sincera y pura como el agua de un río, no iba a agradecerle pero apreciaba el hecho de que uno de los tantos odiosos Dioses que existía, ella fuera diferente

—No odio pero tampoco amo a los humanos, pero si ayudo a los que aman y ayudan la naturaleza, tu eres uno de ellos Adán— el gorrión de su mano se fue volando, giró su cabeza para verlo —yo te admiro, eres el esposo que yo desearía tener— sonrió con tanta sinceridad que Adán abrió los ojos con sorpresa —el mundo tienes sus maravillas pero tu eres la maravilla de mi mundo—

Sus mejillas se tiñeron de rojo y sintió su corazón dar un latido fuerte

Ella extendió su mano hacia el, en la palma de su suave mano había una manzana roja y apetitosa, era grande y se veía muy jugosa, pero tenía alrededor algo carmelita brilloso y estaba clavada a un palo

Algo dudoso la aceptó, le dio una ligera mordida

Abrió sus ojos como nunca antes, sus mejillas se tiñeron de un ligero carmín que lo hacia ver adorable y inconscientemente una sonrisa que trataba de retener se formaba en sus labios

—Es una manzana de caramelo— se levanta del suelo sacudiendo su vestido —disfrute de ella Adán—

Quería darle las gracias pero ella ya había desaparecido

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—¿No se cansa de hacer el mismo ataque?—

Miró curioso a la pequeña «ante sus ojos» Diosa, sonreía de manera alegre mientras acariciaba a liebre roja, se veía muy tranquilo y contento como para dejarse acariciar por un desconocido o alguien que no fuera el

—Te veía entrenando por días para poder partir el cielo en dos— sin dejar de acariciar al precioso caballo rojo se gira a mirarlo —¿sabe?, lo hubieras logrado a la primera pero no quise dejartelo tan fácil, se cuanto se aburría por no encontrar algún oponente digno así que quise que se entreteniera un rato tratando de lograr lo que se creía imposible—

—Si me hubiera dejado hacerlo a la primera no sería mejor— murmura para si mismo aunque igual fue escuchado

—Exacto— le dio la razón —cuando pudiste partir el cielo en dos fue cuando lograste que yo ya no pudiera detenerte—

Ella fue quien mandó las lluvias, los fuertes vientos, truenos y el fuerte sol

—No quiero robarte el crédito pero si no fuera por mi no le hubieras puesto tanto empeño a ese ataque—

—Lo debo dar la razón— murmura

Se miraron a los ojos, aquella Diosa tenía unos ojos muy bonitos, era una perfecta combinación entre gris y azul, brillaban de una manera hipnótica

—Tanta carne y yo a dieta— le dio una rápida mirada picará para guiñar su ojo

No entendió mucho pero por alguna razón se sonrojó

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Adán:

-¡Era demasiado tierno!, parecía un niño pequeño, sus mejillas teñidas de rojo eran sumamente adorable, se que el piropo no lo entendió como un piropo pero repito, su reacción fue demasiado tierna a mi parece

Lü Bu:

-Ni siquiera sabía que era un piropo, pero al parecer lo tomó como un halago porque dijo "gracias", para ser un hombre grande y temido se veía algo tierno su rostro confundido