Epílogo:

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La primera batalla ya iba a comenzar, con una pequeña sonrisa se sentó en el trono saludando en silencio a los demás Dioses que le sonrieron y también la saludaron

Miró la arena donde estaba Thor y Lü Bu, Heidimal estaba presentando a cada uno hasta que Lü Bu interrumpió alzando su volund

—¡Si yo gano me gustaría reclamar algo como mi premio!— gritó en voz alta

Los Dioses quedaron confundidos, Zeus acariciaba su barba pensando en sus palabras

No había posibilidad alguna que un humano le ganara en combate a un Dios, no había nada malo conque aceptara entregarle "un premio" si este luchador ganaba

—Está bien— aceptó Zeus —es un trato, ¿que es lo que deseas como trofeo al ganar?—

¿Poder?, ¿riqueza?, ¿mujeres?, ¿una arma poderosa?, eso no era nada que Zeus o algún Dios no tuviera o pudiera obtener solo chasqueando los dedos

—¡Si gano la quiero a ella como mi esposa!— no dudó dos veces en señalar con su volund a Alana

Todos, pero todos en aquel lugar la miraron, cada par de ojos estaba sobre la Diosa que reía con nervios, se hundía poco a poco en su asiento y cubría su cara tratando de ocultar su sonrojo, pero era inevitable, sus orejas estaban hasta teñidas de ese color tan llamativo

Le daba un aspecto tierno y gracioso, algunos humanos no evitaron reír al verla querer desaparecer entre tantas miradas y murmullos «opinando sobre la Diosa y el humano» que no parecían tener fin alguno, cada vez los murmullos eran más altos e infinitos

Las caras de los Dioses parecían poemas indescriptibles, ¿escucharon mal o de verdad ese humano pidió algo como eso?, estaba muerto

—¿¡Que te crees maldito humano de cuarta!?— Afrodita no tardó en sacar sus garras, de un solo tirón se levantó de su trono con una gran molestia —¡no puedes tener a alguien como ella ni en tus malditos sueños!— señala a Alana que con torpes señas trataba de que Afrodita entendiera que no dijera nada más—¡solo ella tiene el honor de ser mi esposa!— se señala a si misma con orgullo

—Disculpe señorita Afrodita pero no puede reclamar lo que no es suyo— Hermes y Afrodita se dedicaron una mirada mortal, que soltaba veneno y fuego

—¡Pero mire quien está aquí!— derrumbado otra pared Qin Shin Huang hizo acto de presencia dirigiéndose hacia Alana —señorita Alana, ¿me daría el honor de acompañarme a dar un paseo?— preguntó tomando con suavidad la mano de ella para depositar varios besos desde el torso de su mano hasta la mejilla —ah~, es usted tan hermosa— suspiró en un tono muy romántico y coqueto —¿ya le dijeron que brilla tanto como el mismo sol?—

—¿Por que esto solo me pasa a mi?— susurra en un chillido Alana

Tenía miles de ojos arriba suyo que solo la ponían más nerviosa, ¿alguien podía secuestrarla por favor?

—¡Si me disculpan esta mujer yo me la llevo!—

Como mismo apareció Raiden desapareció con la Diosa en sus brazos






¿Lucha entre humanos y Dioses?, ¡eso pasó de moda!, ahora era una lucha por hacer que Alana estuviera en sus brazos y no en el de ese luchador

Eso al parecer eres más entretenido en las gradas, Dioses y humanos expectantes chismorreaban sobre lo que sucedía, ¡incluso apostaban!, ya no hay decencia hoy en día

Piropos para los humanos ² |Shuumatsu No Valkirie|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora