· Narrador ·
La joven chica, después de unos minutos galopando a caballo, pudo llegar al castillo de Hyrule. De su frente brotaban algunas gotas de sudor, aunque en verdad, no estaban en temporada de que hiciera mucha calor. Ella simplemente estaba nerviosa.
Sus manos estaban temblando y sudando, y entonces comenzó a dudar de sí misma.
"¿De verdad es esto lo que quiero?"
Ella pensó para sí misma, mirando con tristeza hacia abajo. Es entonces cuando su caballo se alza con brusquedad, como si se diera cuenta de los sentimientos de "____", lo que hizo que ella hiciera una pequeña sonrisa apenada. Acarició a su fiel caballo y entonces prosiguió.
Al llegar delante del castillo, dejó a su caballo en la entrada principal, indicando que la esperase ahí cuando saliera.
La chica alzó su mirada para ver todo el castillo real de Hyrule. Era inmenso y era la primera vez que lo veía de cerca. Ciertamente, no sabía que hacer una vez ella entrase al castillo. ¿Tal vez hablar con algún caballero? ¿Solicitar ser una caballera sin tener mera experiencia en combate? Ella de verdad no lo pensó antes de entrar, siempre era algo que le ocurría.
Hacía y decía cosas sin pensarlas antes, cosa que afectaba a la gente de su alrededor y a su propia persona. Cada vez que hacía daño a sus seres queridos sin querer, una punzada se le hacía en el pecho y se sentía la persona más egoísta de todo Hyrule. Ella lo que quería era ayudar y lo único que conseguía era arruinarlo todo.
La chica de pelos rojizos se quedó paralizada en medio de una de las entradas que estaban dentro del castillo para acceder a él. Sus ojos abiertos como platos, su corazón acelerado, sus manos temblorosas y sudadas. Se sentía inútil, ¿por qué siquiera estaba ahí?
Todos esos pensamientos le rondaban por la cabeza hasta que escuchó una voz femenina cerca de ella preguntando si esta estaba bien. "____" alzó la mirada y vio una cabellera rubia y larga que se revoloteaba por el viento que había, unos ojos verdes, ni muy oscuros ni muy claros, un bello rostro cubierto por un leve tono rosado natural en sus mejillas y un atuendo azul.
Era obvio que era la princesa Zelda.
"____" dio un pequeño salto al verla delante, era la primera vez que la veía de cerca y su belleza era más resaltante en persona que en fotografías.
Zelda, al percatar que esta no respondía, volvió a preguntarle.
- ¿Estás bien? - la de cabello dorado hizo una leve sonrisa al ver la reacción de la joven. - ¿Qué te trae por aquí? -
La muchacha lo único que hizo fue arrodillarse bruscamente, a lo que la princesa se tapó la boca con una mano ocultando su suave risa.
Zelda era una princesa bastante informal, sobre todo, desde que su padre falleció. Lamentablemente, fue una perdida gigante para ella, pero a partir de ello pudo mostrar su verdadera personalidad sin tener que preocuparse de que su padre le dijera que mantuviera la compostura. Es un pensamiento algo egoísta, pero en verdad su padre fue bastante exigente 100 años atrás.
- Tranquila, no hace falta que muestres tanta formalidad. Me gusta que me traten como si fuera una hyliana corriente - la bella princesa respondió con una dulce sonrisa y cogió las manos de la chica de pelo rojizo, agarrándolas y levantando a esta hacia arriba para poder verla mejor. - Está bien, ¡no muerdo! - Zelda cerró los ojos e hizo otra suave sonrisa, sujetando a "____" de las manos y luego las soltó al ver que esta ya había recuperado su compostura.
ESTÁS LEYENDO
"𝓐𝓭𝓶𝓲𝓻𝓪𝓶𝓮" ʟɪɴᴋ × ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ
FanfictionEres una hyliana normal y corriente, como todos. Después del cataclismo, de lo único que se hablaba era del héroe que salvó a todo Hyrule con el poder de luz de la Princesa Zelda. Cada día escuchabas ese nombre. Link. Link. Link. En comidas fa...