Extra.

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Evangeline Friedman.

Estaba arreglando me para ver a Andy. Hoy cumpliamos un año.

Caminaba por mi habitación descalza y cantaba Taylor Swift, mi celular estaba conectado a mi bocina por lo que posiblemente la musica se escuchaba por toda la casa y mis gritos aún más. Mientras buscaba mis tenis, Stacy entro sin tocar.

—Tu novio estaba aquí. —dijo ella viéndome de abajo hacia arriba. —Feliz año.

Sonrei y me puse los primeros tenis que vi.

—Gracias. —sonrei mientras me acercaba a ella para bajar.

—Kym me dijo que tienes hasta las 6 de la tarde. —me dijo Stacy mientras bajaba tras mi. —Ira a una cita con Milo después de esa hora y no podrá cubrirte más tiempo.

—Esta bien. —respondí mientras me acercaba a la puerta. —Te quiero.

—También te quiero. —me dijo. —Ahora vete.

—Bien, adiós. —me despedi y salí de la casa encontrándome con Andy. —Hola.

Sonrei.

—¿Qué hice para merecer una novia muy linda? —preguntó el sonriendo. Yo rei leve.

—Golopear en la cara a mi hermana con una pelota. —respondí y ambos reímos. Sigo sin aceptar que me gustaba desde que era pequeña, aunque él lo sabía. —Entonces, ¿iremos a los go karts?

—Y luego al cine. —me dijo mostrándome dos boletos de aquella película nueva que se estreno y llevaba casi un mes tratando de convencer a Andy que fuéramos a verla.

—Oh, Dios. ¿Es enserió? —Andy asintió. Yo solté un pequeño grito de emoción y lo abrace. —¡Te amo!

Tras gritar aquello me quede en shock. ¿Realmente dije eso?

—Espera, ¿acabas de decir eso? —preguntó Andy sonriendo.

—¿Qué cosa? —respondi con otra pregunta frunciendo el ceño.

Habíamos apostando que quien dijera primero te amo tendría que comer un hot dog, si yo lo hacía con condimentos, si él lo hacía sin condimentos.

—Eso.

—Claro que no. —negué.

—Lo has dicho.

—No es cierto.

—Lo has dicho.

—No recuerdo haberlo dicho.

—Yo lo oí.

—Pero yo no me acuerdo y si no me acuerdo no paso.

—¿Eso no es un canción? —cuestionó él.

—Sí... pero realmente no me acuerdo.

—Vamos, acepta que perdiste, deja el orgullo de lado.

—No lo dije y no perdí.

—Entinces insistiré hasta que estemos en el cine. —me dijo él. Yo lo mire. Cuando él quería que yo diga algo no paraba de insistir en que lo diga. Tomo mi mano y me hizo caminar, iríamos a lo go karts. —¿Puedes decirlo?

—Nop

—Recuerdo muy bien que lo dijiste. Lo dijiste en mi oído así que escuche perfectamente.

—No fue así, yo dije que un perro a morido el árbol que estaba atrás tuyo. —Andy me miro frunciendo el ceño. —Y seguro dormiste mal que escuchaste eso.

—Dormí nueve horas. —me dijo Andy. —Mi mamá te lo puede asegurar y estoy seguro que dijiste eso.

—No lo dije.

Seguimos caminando un tiempo, con Andy insistiendo y yo negando, hasta que llegamos a los go karts, tomamos carros y nos unimos a las demás personas que estaban ahí. Andy pago exactamente dos horas, pensé que al menos sería una, gracias a esas dos horas hicimos algunas dinámicas que los dueños de ahí ponían de vez en cuando. Y tras eso volvimos a caminar hacia el cine para ver la película.

—Vas a comer hot dogs con ketchup. —dijo Andy.

—Que no dije eso. —mencioné.

—Vamos, admite que lo dijiste. —mencionó él mientras frenaba frente al cine.

—No lo dije.

El me miro.

—Lo dijiste.

—No lo hice.

—No te traeré más al cine. —lo mire sorprendida.

—¿Es enserió? —cuestione.

—Claro.

Me hice la indignada y tras unos minutos mirándonos suspiré.

—Bien... dije "te amo"

Andy sonrío orgulloso y me abrazo cargandome en el proceso.

—Vas a comer un hot dog con condimentos. —mencionó él.

—Voy a vómitar.

—No lo haras.

—Sí lo haré. —dije mientras Andy me arrastraba hasta donde se pedía la comida.

—No lo haras, y si lo haces... bueno, para eso está la caja de palomitas. —dijo él.

—Te odio. —dije mientras me acercaba a la barra.

—Me amas, lo has dicho. —mencionó él sonriente y luego comenzó a pedir algo para entrar al cine.

Me quede esperando a que nos trajeran las palomitas y entramos a la sala aun discutiendo sobre si vomitaria o no.

Nos sentamos en donde indicaba el boleto y seguimos hablando mientras la película iniciaba.

—No vas a vomitar. —mencionó Andy, sostenía el hot dog con condimentos.

Habíamos pedido una bolsa por si acaso... solo por si acaso. Suspiré y cerre los ojos con fuerza antes de tomar el hot dog y morder de este. Andy me veía sonriendo de manera orgullosa, había logrado su cometido después de un año y un mes entero.

El sabor de la ketchup y el de la mostaza se convinaron rápidamente en mi boca accionando mi úvula provocando que me dieran ganas de volver. Tome la bolsa rápidamente y comencé a escuchar la risa de Andy.

—¿Enserió acabas de vómitar la comida más rica del mundo? —cuestionó él riendo.

—Es la comida más asquerosa del mundo. —corregí con asco mientras tomaba de mi refresco.

—¿Qué dices? El hot dog con condimentos es lo más rico que existe.

—Creo que preferiría comer hamburguesas antes de que volver a morder un hot dog con condimentos. —mencione.

—Espera, ¿enserio no te gustan las hamburguesas?

Uy cague.

—Sí me gustan. —mentí. Nunca me gustaron.

—No es cierto, Kym me habia contado cuando ella, tú y Megan compraron hamburguesas a los ocho años y solo a Megan le gustaron.

—¿Enserió Kym te conto eso? —cuestione. Andy río.

—Claro que lo hizo, me contó muchas anécdotas contigo.

—Dime que no te contó la del bat mitzvah de Angela. —rogue.

Él me miro.

—Tal vez no, tal vez si.

Comencé a negar.

—¿Enserió?

Andy río.

—Lo hizo.

—Ay, Dios, la voy a matar.

Andy sonrío y me beso.

—Luego la matas, la película está por comenzar.

Sonrei.

You are SO NOT invited to my Bat Mitzva! | Andy GoldfarbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora