Autocontrol

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Disclaimer: Boku no Hero Academia no me pertenece, le pertenece a . La historia si es de mi completa autoría. Participando en el #Omegadecember de la Fanpage @Es de fanfics de Facebook.

Y bueno, como anuncié, participaré. ¡Espero que los disfruten!

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Inquietud.

Ese era el más horrible sentimiento que se podía tener. Mucho más para una alfa como ella. Se movió de un lado a otro y soltó un gruñido llenó de molestia. Había estado tan emocionada de regresar a casa solo para encontrarse con algo que realmente la molestaba.

Ella no podía con eso que estaba allí.

Sus ojos se posaron una vez más en el bulto de basura que estaba frente a su puerta. Estaba entrando en su época de apareamiento y estaba soltera. Pero es que nadie la podía culpar. Era mujer... Y alfa para empeorar la situación.

Los únicos hombres que se le habían acercado en la vida, o eran betas —que al final del día salían corriendo— o eran alfas que la llenaban de regalos por ser una buena hembra con la cual contraer nupcias. Pero estaba hastiada, sus deseos de follar podía decirse que estaban al límite. Y era ahí donde caía el punto inicial...

¡Estaba. Maldita. Mente. Sola!

Gruñó con sus colmillos creciendo de pura rabia y agarró la bolsa de basura negra y se detuvo abruptamente.

Un quejido.

Miró la bolsa una vez más tratando de interiorizar si aquello había sido cosa de su imaginación o realmente había provenido de la bolsa. Manteniendo su autocontrol una vez más, abrió la bolsa con cierto nerviosismo, algo demasiado fuera de lo común para ella, si lo pensaba, hasta sentía un deje de ansiedad por saber que rayos había hecho ese sonido.

Cuando la bolsa se abrió,sus ojos se enfocaron en su contenido. Había algo de basura, por no decir que era una cierta cantidad de basura comestible pasándose de quién sabe cuantos días y lo que realmente llamó su atención visual —porque la olfativa estaba privada— fue el macho que había dentro de esta.

Parpadeó tratando de comprender cómo rayos había llegado alguien allí adentro, y de paso, no parecía que se fuera a despertar en un largo tiempo. Miró por toda la calle desierta y oscura ya que obviamente, era de noche cuando ella regresaba del trabajo. Volvió a mirar el contenido y sin pensar ni interiorizar la situación, se metió en la casa cargando la bolsa que para su sorpresa, era bastante pesada.

Y eso que ella hacia ejercicios.

Cómo buena alfa que comía demasiadas cosas, no podía perder su figura, así que devoraba todo lo que podía en cuanto llegaba del trabajo. Pero en ese instante, lo primordial era ayudar al extraño en la bolsa de basura. Si. Definitivamente estuvo tentada a reírse de eso. Pero con seriedad procedió a romper la bolsa para sacar al chico de allí.

Una vez fuera y con la luz mejor pudo apreciar las facciones del joven. Cabellos divididos entre el rojo y el blanco....que estaban bastante oscuros por toda la basura, piel clara pero no demasiado. Sus ropas parecían todo destrozadas, pero haciendo acopio de su buena voluntad, decidió darle un baño.

Se sorprendía que su autocontrol estuviera tan mantenido teniendo un desconocido en casa y sin saber absolutamente nada de este.

Ni siquiera su casta.

Lo llevó al baño a rastras ya que para su sorpresa, el tipo estaba totalmente noqueado y el cuerpo ya de por sí pesa conciente, inconsciente era peor. Arrastrado por todo el piso de su casa lo llevó hasta el baño. Llenó la tina y con un último esfuerzo, lo tiró en el agua caliente una vez estuvo lista.

Una vez lo empezó a bañar se recordó que tenía toda la ropa puesta. Así que sin nada de vergüenza, la rasgo entera. Sus ojos se posaron en cada uno de los músculos bien formados del cuerpo del hombre, tragó saliva y se sintió caliente mientras más lo miraba. Deseos de tenerlo en su cama. De agarrarlo y no soltar a ese pecado bien formado.

Sacudió la cabeza y trató de reponer el maldito autocontrol que se estaba deslizando de ella como las mismas gotas de agua que bajaban por todo el bien formado cuerpo del hombre. Una vez más y agarrando la esponja empezó a tallar sobre la figura masculina. Y mientras más deslizaba la esponja por su cuerpo, más ansias tenía de montarlo.

O que la montará.

Gruñó ante ese pensamiento, ella era una alfa, no se sometería tan fácil ante cualquier hombre que tratará de dominarla. No lo veía bien para ella. Se negaba a ser la de abajo por el simple orgullo masculino de dominarla. No por nada les había casi cortado el miembro a más de uno que se atrevió a tratar de domarla.

Soltó un suspiro y trató de pensar en lo que estaba haciendo en esos instantes. Bañar al desconocido que encontró en la basura. Sus ojos se acabaron posando en el miembro de este y las ganas de tocarlo volvieron a hacer aparición en ella. Molesta con sus malditos instintos primitivos del canal reproductivo gruñó y talló con un poco más de fuerza la espalda del hombre que gimió de dolor.

Parpadeó sorprendida de la suavidad de su piel ahora que se percataba. Y el aroma que empezaba a emanar de su cuerpo la puso en total tensión con sus deseos más oscuros para con el hombre expandiéndose.

«Omega.» gruñó esa parte de la cual tenía conciencia pero no la suficiente más que los problemas en los que la metía. Era un delicioso aroma, casi como los días de lluvia, ese aroma tan característico de esos días, el llamado petricor.

Se regocijo en el aroma tan increíble y cuando terminó de bañar al omega, se preguntó quién en su sano juicio le habría hecho algo como eso a ese bello espécimen. Claro, no se hacía grandes ilusiones. El chico estaba realmente cuidado. Tenía que tener dinero porque su apariencia gastaba mucho en si, pero sus ropas, esas habían sido bastante comunes.

Lo sacó de la tina y empezó a secarlo. Podía comprobar para su completo estupor que el maldito omega no era como el típico que ella veía —y escapaban— el hombre debía rondar los veinti tantos y era alto, posiblemente un metro ochenta y algo siendo que ella media un metro setenta y tres.

Raro, pues los omegas tendían a ser más bajos que los alfas.

Terminado su trabajo, y usando su cuerpo empezó a dirigirlo a su habitación para luego dejarlo caer en su cama. El chico se removió de un lado a otro y ella se sintió arder con los deseos de devorarlo. Tragó saliva y se encargó de vestir le un poco. Tenía algunos boxers que dejó su antiguo amante....

Se acostó en el sofá sabiendo que si se quedaba en el cuarto con él, se le tiraría arriba sin ningún otro pensamiento más que el de hacerlo suyo.

Y no quería eso.

¿O si?

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