Voz

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Shoto abrió los ojos para encontrarse en un lugar completamente extraño. Aún recordaba como su padre le había tratado. Había regresado por fin del extranjero. Había mentido durante varios años desde que había descubierto que no había sido un alfa como su padre y hermanos.

Era un omega.

Y que decir con el encuentro de padre e hijo. El hombre le había mirado como la más grandes de las aberraciones y luego todo se había vuelto oscuro. Se abrazó a su cuerpo y pudo percibir que estaba desnudo. Bueno, más allá de unos simples boxers cubriendo su miembro, estaba desnudo.

Observó el cuarto en el que estaba y el aroma de un alfa invadió su nariz. Se puso pálido ante la idea de estar en la habitación de uno cuando obviamente, había estado en su casa. Su madre siempre le había apoyado a pesar de que ella era una alfa. Porque sí, su legado había sido de alfas.

Y el era un omega dominante.

Se removió en la cama y decidió levantarse. Estaba algo nervioso pero sabía que no podía esconderse por siempre. Debía de enfrentar a quien sea que lo había secuestrado. En dicho caso que esa fuera la situación. Se había acostumbrado por tanto tiempo a actuar como alfa que lo único que desmentía ese hecho, era su olor.

Dulce.

Su madre lo había descrito como el aroma que llega con la primera lluvia. Esa combinación entre la tierra, plantas y lluvia. El petricor. Algo que ella decía que era perfecto para calmar a cualquiera que lo sintiera. Caminado lentamente hasta la puerta, la abrió y en cuanto vio la sala de la casa, sus ojos se posaron sobre la figura femenina.

Estaba algo sorprendido de que fuera una alfa y no un alfa. Ella se miraba bastante atractiva y su cuerpo dio un tirón extraño. Atraído por ella cuando nunca en sus veintisiete años, se había sentido atraído por nadie. Por ningún alfa, beta u otro omega.

Ella tenía algo y su lobo se lo decía sin palabras.

—Disculpa.....¿Quién eres tú?—Momo se sorprendió en cuanto escuchó una voz tan cerca. Había estado demasiado bien en su sueño sexual que ahora tenía una maldita erección en toda regla. E iba a gruñir al estúpido que la había molestado en su sueño pero el aroma de este la apaciguó y cuando vio dos orbes de diferentes tonos, quedó estancada allí por un rato.

—Creo que deberíamos presentarnos.—la voz de la fémina le supo tan atractiva que casi se le escapaba un gemido de placer ante el solo pensamiento de que se acercará a él y lo tomará.

—Todoroki Shoto. Un placer....—

—Yaoyorozu Momo.—se presentó la alfa y este se acercó a la fémina. Ella le parecía perfecta y su voz era como melodía.

—¿Por qué estoy aquí?—preguntó recordando la razón del porque había salido de la habitación y enfrentar a su captor.

—Yo.....te ayudé. Te encontré en una bolsa de basura al frente de mi casa.—los ojos de este se abrieron de par en par y las lágrimas estuvieron tentadas a empezar a salir. Sabía perfectamente quien había deseado deshacerse de él. Solo había una persona capaz de eso. Y a pesar de toda la molestia que sentía hacia él.

Aún quería su aprobación.

Su padre.

—No llores, Shoto, te prometo que estaré aquí para ti. Siempre.—sus ojos se encontraron con los de ella completamente hechizado por la fémina. No sabía cómo explicarlo, pero su voz había tomado un tono calmante, agradable. Uno que lo hacía sentir seguro a pesar de que eran totales desconocidos.

—Gracias, Yaoyorozu.—unió sus frentes con los ojos cerrados. Extrañamente, ella le daba la paz que tanto necesitaba.

—Puedes decirme Momo, Shoto.—besó su frente y se acercaron tanto que el calor, terminó por adormilar al bicolor. Feliz de encontrar la paz en alguien por fin.

Por mucho que fueran desconocidos.

Algo le dijo que ese era su hogar.

Omegadecember TodoMomo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora