Cap. 2: Claudia 🦋

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🦋 Veintitrés años antes:
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¡¡¡¡ CLAUDIAA!! MIN ESTÁ AQUIIIÍ !!!!

Gritaba la madre de ella al pie de la escalera, giró y con ojos algo amenazadores se acercó a mí algo lenta y en voz baja me dijo:

-- Yoongi... -- Suspira, estrujando el secador de platos que tenía en sus manos. -- Sé que eres como de la familia, pero... ¡¡CARAJO!! me tienes a un paso de mandarme al otro mundo. ¡Estoy cansada de que me des grandes sustos! ¿Cuándo se supone tocarás la puerta principal como una persona normal y no entres por la trasera como si esta fuera tu casa? ¡Encima estás tan blanco que pareces un fantasma hijo! --

La doña me miraba con los ojos entrecerrados ya que aparte del susto que le di, me estaba comiendo una mandarina que "encontré"en el frutero y porque me había sentado tan a gusto en la silla de su pequeño comedor.

-- Lo siento señora Melina -- seguía tragando -- pero me tomé muy en serio eso de ser parte de la familia. Si ya sabe cómo soy ¿pa' que me insiste? ¿ya ve? --

Ella iba a refutarme hasta que escuchamos unos trotes que nos indicaba que alguien bajaba las escaleras. Me paré inmediatamente y en eso la vi... Ella... y como siempre, con esa sonrisa que me hacía olvidar el para que vine.

-- Hola Yoongi, ¿otra vez asustaste a mi mamá?  ¿Cuantas veces te he dicho michito que ya no la hagas renegar? Ten cuidado también con mi abuelita, ¿eh? no me la vayas a matar de un paro cardíaco... --

Se acercó a mi, me apretó los mofletes y me observaba detenidamente sin dejar de sonreír, yo me perdí  en su mirada... sus ojazos marrones y me doy cuenta que hasta para regañarme es tan dulce. Hasta que recordé que tenía que formular mi respuesta y me esforcé en regresar a tierra.

-- NO! no, no  a Roselita jamás le haría eso, me cercioro antes de abrir completamente la puerta antes de meter la pata. Quiero dormir con la conciencia tranquila. ¡A mi bestia interna a veces la mando al carajo, no te preocupes! --

Melina que nos observaba desde el fregadero, abrió la boca indignadisima y hasta puedo decir que quiso aventarme el plato que tenía en la mano.

-- ¿Coño? Ah! ¿osea a mi sí que me parta un rayo y caiga muerta? ja, ja... mira nomás que bonito.
Gracias mocoso por ser tan... --

-- DE NADA! Aparte, usted está joven aún y puede aguantar estos sustos y las de las deudas.
¡Bueno señora bonita! Sin tanta cháchara me robo a su hija -- tomé la mano de esta. -- ¿Vámonos mi peque? --

-- ¡Ah! ¿y eso? ¿ahora a dónde?--

-- ¡A la con** ... fitería! y luego a la chu** ... petería! --

Me mira con cara de: "ahí vas de nuevo, imbécil" pero, siendo ella, no es creíble.

-- ¡Ya bueno, por ahí! Te invito algo...

Ella y su mamá ponen los ojos en blanco, la segunda se voltea para seguir con sus quehaceres mientras que Claudia me dice en forma de reto...

-- Ja', ¿tú invitarme? Al final termino pagando yo... --

-- ¡Aj! quejona... Encima que te invito a salir te pones en ese plan ¿al menos te lo mencioné, no?--

-- ¡BESTIA!

--Pero así me quieres. Sin mi no puedes vivir... Soy tu oxígeno... ¡Andando!--

Cuando  estuvimos a punto de salir, escuchamos a doña Meli que nos gritaba...

-- ¡¡No regresen tan tarde que este se queda a dormir y como le da insomnio  se termina vaciando todo lo del refrigerador. Después su mamá se queja de que por qué está gordo y que por qué parece una masa de Min Pao!! --

Regresé mi pie dentro de casa y giré a confrontarla, pero como tenía razón ... Es que... mentiras no decía ...

-- ¡ Ya señora Melinaaaa ! ... Como es conmigo. ¿Cuál fue el mal que yo le hice?--

puse la Palma de mi mano cerca a su rostro y agache mi cabeza fingiendo derrota.

-- No importa, igual la quiero... La quiero ... si ...¡ Pero bien lejos!--

Eché a correr velozmente y al salir, tomé la mano de mi amiga, calles más abajo, suspiramos riéndonos recobrando el aire ya que con algo de éxito salimos vivos y es porque que tuvimos que esquivar las chancletas con GPS.
¡Oh sí! La leyenda era cierta... Esa es la marca de muchas  mamás latinas ja, ja, ja. Qué tal puntería.

Y de paso, ese era el tipo de amistad que tenía con Claudia y su familia. Lo sé... Era terriblemente jodido y las sacaba de quicio. Pero que puedo hacer, igual...
Así me querían.

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