Cap. 24: ¿Sorpresa?

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--¿Claudia? --la llamó Melina detrás de la puerta de su habitación.

 --¿Mmm? ...

 
--No olvides cenar corazón, te lo dejé tapadito en la mesa. Come algo antes de que se enfríe. Yo me retiro a mi cuarto a ver algo y descansar. Tu abuelita ya se durmió.
 
--¡Ok!

--¡Te quiero!

-- ¡Ídem!

 
Al cabo de unos minutos ella se disponía a ir al comedor para hacer lo que su mamá le pidió, hasta que escuchó que tocaban la puerta. Ella se extrañó ya que casi nunca tenían invitados, aparte de mi familia y de mi, mucho menos a esas horas. Se acercó a abrir la puerta y...

 
-- ¿Si? -- la cara que puso a continuación fue de sorpresa y para nada grata-- ¿Tú, qué haces acá?
 
--¡Claudia! tenemos que hablar... --interrumpió Charlotte.
 
--No Charlotte, yo creo que no. Ese día dejé todo bien claro.
 
--¡Por favor! no seas así... ¿Qué te cuesta? Solo un par de cosas y veremos.
 
--¿Qué me cuesta?, ¿un par de cosas?, ¿veremos? ¡Quítate, fuera de aquí!

 
 
En una rápida acción, la pelirroja puso el pie atajando y evitando así que Claudia cierre por completo la puerta. Ésta con mucho temor, sacó el celular de su bolsillo y marcó mi número. Cuando vio que contesté, dejó el aparato en un aparador que estaba junto a ella.

 
**¡Hola cariño!... Hola... ¿Hola? ... ¿Aló?... ¿Qué pasa? --no entendía hasta que escuché las voces.

 --¿Estás loca? ¡No pienso hablar contigo ni un par de cosas ni nada! Tremendo espectáculo y vergüenza que me hiciste pasar a vista y paciencia de todo el mundo, ¿crees que de verdad te quiero escuchar algo? ¡Vete Charlotte!
 
**¿CHARLOTTE? ¡ESTA MIERDA!  -- cogí mis llaves y salí raudamente a la casa de mi amiga.


 
      ******* Mientras tanto *******


 
--¡Que no me voy! oyeeeee, mira, perdón ¿de acuerdo? ¡Perdón! La fregué lo sé pero, déjame resarcirlo. Te juro que voy a esperar todo el tiempo que desees, estoy arrepentida. De verdad quería que tú fueras la primera persona para mi. Bebé...por favor. --la sujeta de una de sus manos.
 
--¡NO ME TOQUES! --quita su mano rápidamente. Forcejearon un poco y ese ruido hizo que su madre salga.
 
--¡¿QUÉ PASA AQUÍ?! --al percatarse de quién era.-- ¿QUÉ HACE ESTA PENDEJA AQUÍ? ¡¡SUELTA A MI HIJA!!
 
--¡¡¡¡NO SE ME ACERQUE DOÑA QUE NO RESPONDO!!!!
 
--Oye... tú estás bien ¡¡¡¡¡¡COJU** PARA HABLARME ASÍ!!!!!!
 
Llegué y vi que las tres estaban en un forcejeo bravo, subí las escaleras a grandes zancadas y al estar junto a ellas, tomé a la infiel por detrás jalándola de la cintura bruscamente.
 
--¿Qué mierda haces aquí? --le pregunté.
 
--¡Vaya! hasta que el Pitbull se hizo presente. Ya te estabas demorando... Suéltame Min.
 
--¡Largo! fuera de aquí! -- la aventé sin hacerla caer.-- Nadie te quiere ver, nadie te extraña aquí. Deja a Claudia en paz, es suficiente con lo que has hecho. ¡Vete antes de que me olvide de que eres mujer!
 
--Charlotte...me haz fastidiado y ¿ahora te metes con mi madre?, ¿es en serio?, ¿te haz atrevido a amenazarla? ¡¡¡LÁRGATE HIJA DE PUTA ANTES DE QUE ME DESCONOZCA!!! --Y ahí la tienen, la Ramírez que no les gustaría conocer, eso lo saca cuando ya es muy extremo y esto lo es, se metieron con su madre y pues...

Se acercó a Charlotte y la empujó con toda su fuerza. A la otra no le quedó más que entender que la malogró toda. Cuando estuve a punto de tomar la mano de una colérica Claudia, la pelirroja agarró una de las pequeñas macetas que se encontraba en una de las ventanas y la estrelló en mi frente cerca a mi ojo izquierdo. Automáticamente lo cubrí con mis manos por el dolor que sentí y empecé a sangrar.
Y todo sucedió tan rápido que recuerdo haber visto saltar a mi pequeña por encima de mi como una Cheetah y tumbando al piso a la contraria, tomándola con furia de los pelos, zarandearla, gritando improperios y dándole fuertes cachetadas. La otra se defendía pero mi chica le ganaba.

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