No. 10. Esta no es la vida que elegí

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《En el que los poderes antiguos de Cale se separan de él y toman forma fisica》


Huele bien, pensó, adormilado, siguiendo ese olor tan agradable, frotando su nariz en ese lugar donde parecía ser más fuerte, más dulce y consolador. Tan dulce...

Abrió los ojos lentamente, deseando tanto seguir durmiendo en la calidez de ese aroma. Parpadeó, atontado por el sueño, encontrándose con la línea de la mandíbula de Ron, parpadeó una vez, dos veces.

¡Santa mierda!, Cale casi dejó de respirar al darse cuenta de que era cargado como un niño pequeño por el hombre mayor.

"¿Que...?", murmuró perplejo, encogiéndose en sí mismo, desconcertado y algo asustado.

Con su mano en la cabeza de Cale, Ron lo presionó un poco acercándolo más a su pecho, sus ojos estaban fijos en un solo punto en la habitación, su mirada era fría, tan cruel que Cale se estremeció aún cuando esa mirada dura no estaba dirigida a él, siguió su mirada y la espalda tensa de Choi Han fue todo lo que vio, el hombre bestia aún ropa de dormir, una tela delgada y clara que mostraba la dolorosa tensión de su espalda.

"No somos tus enemigos, no estamos aquí para hacer daño", esa voz...su voz, nunca la había escuchado tan fría, tan distantemente despegado.

Cale puso su mano en el hombro de Ron, dandole una suave palmadita. "Ron, bájame".

El anciano lo apretó más fuerte, dando un paso atrás, ahora todas las miradas estaban centradas en ellos.

"¡Ah! ¡El ángel ha despertado!".

¿Quienes son?

"Estás más delgado de lo que esperaba, ¿Quieres comer algo?".

Sus voces son tan familiares...

"Estos malditos bastardos deberían dejar de fingir ser tan grandes y soltarlo".

Y entre más hablaban, más era la tensión en el cuerpo de Ron, que miraba de reojo la ventana, listo para saltar en la mínima oportunidad.

"¿Cale, estás bien? ¿Cómo te sientes?".

¿Por qué están aquí?

"Suficiente", tras la orden de Cale, llena de acero y exigiendo obediencia, todos se callaron. Volvió su atención al anciano, suavizando su tono. "Ron, bájame", una petición, suave y amable, cuidadosa.

El hombre se negó a escucharlo, retrocediendo un paso más, con una atención aterradora en cada uno de estos extraños desconocidos. Sus manos picaban, sus pies se sentía inquietos con demasiada energía, quería saltar y deshacerse de esta amenaza que había logrado infiltrarse en su santuario, su lugar seguro donde podría ocultarse si debía hacerlo, no solo eso, habían entrado en lugar más protegido de la villa como si nada, habían entrado a la habitación del niño tonto y lo habían estado observando mientras dormía.

Las alarmas ya deberían haber alertado a los demás, el dragón debería llegar pronto, pensó Ron, acercándose discretamente a la puerta, el perro callejero podría distraerlos mientras se iba.

Pero los niños seguían durmiendo, su hijo seguía en el bosque, buscando ingredientes para especias.

"¿Quienes son ustedes?", interrogó Ron cada vez más reacio a siquiera dejar que Cale se pusiera de pie.

1000 años aún es poco tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora