No. 12. No te vayas...

223 38 5
                                    












Inclinó la cabeza, sus ojos parpadeando ante los documentos en sus manos. Creo que que estoy soñando, pensó, observando obsesivamente las letras que no entendía, que se movían como hormigas en el papel hasta que tocaron su mano...

Goteo.

Tal vez no soñaba.

Goteo.

La sangre goteante era roja, cálida y olía dulce, Cale ladeó la cabeza, mientras las letras como hormigas caminaban hacia su palma, extrayendo sangre al tacto.

Doloroso, nunca antes había experimentado un dolor tan profundo. Como si quemarán su piel con ácido y a la vez, despellejaran su carne.

No un sueño. Los sueños no duelen.

Goteo.

Pero también, solo en un sueño podría existir un dolor como este.

Goteo.

No puedo moverme.

Goteo.

Hay alguien más aquí, sus manos ensangrentadas finalmente pueden moverse, sus dedos temblorosos ceden y las hojas caen al suelo.

¡BUAGH!

Cale cae de rodillas, vomitando violentamente, su cuerpo entero sacudido por fuertes espasmos, la sangre oscurecida se mezcla con la bilis y los restos de su última comida...encorvado sobre sí mismo, vomita, sin poder abrazarse, sus manos parecen quemarse y armarse de nuevo, su piel parece desgarrarse y conectarse de nuevo mientras su corazón late peligrosamente rápido, lo suficiente para escucharlo en sus oídos y marearse.

¿Qué está pasando?, Se preguntó, sosteniendose con sus manos en el suelo ante el mareante tambaleó, se estremeció con un ahogado gemido de dolor, casi aparta las manos, sin importarle caer en su propio vómito. M-Mierda, mierda, duele tanto, ¿Por qué duele tanto?

Levanta la cabeza ante el crujido de las hojas. Ve un par de botas sucias, salpicadas de sangre y carne y pelo oscuro, Cale se tensa mientras intenta calmar su agitada respiración, su garganta era lava ardiente con un desagradable sabor a azufre.

Repugnante, tan repugnante.

"Sigues siendo tan pequeño, incluso este cuerpo es pequeño".

Cale se congela, como un animalito acorralado, obsevando un solo punto en el suelo forrado de hojas secas. Su cuerpo tiembla, sus ojos eran tan amplios y sus emociones tan fuertes.

Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré, esa promesa se repetía en su cabeza, a la vez que sus dedos se enterraban en la tierra. Quien esté usando tu cara, lo mataré.

"Ey, respira".

Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.

Entonces esas callosas manos cálidas tocaron su rostro, limpiando sus mejillas y su boca, metiendo incluso los dedos en su boca para limpiar su lengua, Cale casi se ahoga con los gruesos dedos toscos que explotan su boca.

"Respira conmigo, dongsaeng", su voz es suave, como un arrullo tierno, mientras saca sus dedos húmedos. "Que buen chico eres, sigue mi respiración, lo estas haciendo bien".

Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.Los mataré.

Goteo.

Goteo.

Goteo.

Y un desgarrador sollozo que cristaliza sus ojos.

"S-...Soo H-Hyuk".

Las primeras lágrimas se deslizan por el rostro sonriente de Lee Soo Hyuk.

"Te extrañé tanto, Rok Soo", sollozó, sonriente, con el corazón destrozado. "No tienes idea de cuánto te he extrañado".

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Y entonces Soo Hyuk despertó.

Sentado en su cama, inmóvil, observando sus propios dedos temblorosos.

"¿Soñaste con él de nuevo?".

"...".

"Creo que es justo, después de todo, lo obligaste a vivir...es justo que no puedas tenerlo".

En un rápido movimiento, Lee Soo Hyuk tomó la lámpara en su mesa y la arrojó.

El dios de la muerte ni siquiera parpadeó cuando la lámpara se estrelló en su cara, haciendo un corte sangrante en su frente.

"Deja de lastimar mi nave de carne", le dijo, limpiando la sangre con su manga. "Deja de ser tan infantil, después de todo, son las consecuencias que aceptaste".

"...dijiste que lo vería de nuevo, tu lo prometiste".

El dios de la muerte sonrió, amplio, perturbadoramente amplio, con los ojos vacíos y dientes blancos.

"Nunca prometí que podías tenerlo".


1000 años aún es poco tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora