•¿Señora o señorita?•

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Capítulo 2

Hay veces el amor no es como lo pintan•

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En las proximidades del "Gran Hotel de Tokio" se vivía un tráfico vehicular terrible, debido a que muchas personalidades famosos estaban invitados al gran evento social. Los autos negros de diferentes marcas internacionales desfilaban cada uno llevando a su propio conductor, la mayoría pero… no fue el caso del señor Osamu.

Kirin era tan celoso que casi no tenía empleados del género masculino, sus sirvientes los conformaban puras mujeres y el único hombre aparte de él en su gran residencia era un anciano jardinero el cual solo iba tres veces por semana.

Rin se sentía un poco indispuesta, parecía que había comido algo que le cayó muy mal y trató de echarle la culpa a los alimentos, pero tal cosa no podía ser porque en todo el día no había probado bocado. Ultimamente tenía antojos de patatas fritas y gusto por querer meter a su boca cosas saladas, pero su esposo le controlaba la dieta para que siga manteniendo su bella figura femenina. En su mente Rin tenía planeado despistar a su esposo y comer del gran banquete a escondidas porque la costumbre de Kirin era asistir a esos eventos y perderse con otros tipos para conversar de autos, arte y política. Cosas que a ella no le importaban para nada.

—Sabes lo linda que te vez esta noche — el hombre de cabello rizado tomó la mano de su mujer y le propinó un beso —.Procura no alejarte de mí, ya sabes un fuck boy puede querer conquistarte.

Rin solo emitió una leve sonrisa en su pálido rostro que llevaba un suave maquillaje que apenas se notaba. —Estoy casada contigo, además nadie se atrevería a poner los ojos en una mujer casada.

Kirin sonrió, el hecho de saber que tenía el amor de Rin lo ponía a mil y verla sentada a su lado con un lindo vestido de coctel que le quedaba muy bien era capaz de arrancarle la ropa allí mismo y hacerla suya. Pero tenía que esperar a llegar a su residencia porque a pesar de que en algunas ocasiones se atrevía a golpear a su mujer, en la intimidad la trataba como a la femina más delicada del mundo, era un punto a su favor.

—Rin, yo te amo …no lo olvides— deteniendo el automóvil, Osamu salió luego abrió la puerta del lado de su esposa y juntos ingresaron al gran evento social.

Dentro del gran salón con dos ambientes diferentes las mesas y arreglos eran tan elegantes que parecía un matrimonio lujoso, la mayoría de las mujeres soltaban sonrisas y coqueteaban con algunos solteros codiciados, muy al contrario las parejas casadas eran más tranquilos y tomaban lugar en sus mesas designadas.

—¡Oh cielos, llegamos justo a tiempo!— exclamó Kirin cuando vio llegar al protagonista de la noche —.Ahí está mi tío, ven vamos a saludarlo.

Caminando con elegancia entre el montón de invitados, la pareja de esposos saludó a un hombre que se parecía al mismo Kirin pero era más viejo. Tenía el mismo tipo de porte, alto, cabello rizado y cara de que todo el mundo le daba asco.
Rin conocía a la mayor parte de la familia de su esposo, pero a ese señor lo conoció por primera vez y solamente cruzó tres palabras con él, luego ella se alejó buscando como saciar sus antojos de bocadillos salados.

En un principio Kirin se negó a dejarla ir, pero tenía más ganas de conversar con su tío que estar vigilando a su mujer además su bella esposa traía en el dedo anular dos anillos, el de compromiso y el de casada….señal para que nadie se le pueda acercar.

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—En cualquier idioma del mundo eso es un rechazo.

Lo decía Miroku, un hombre que caía embobado por cualquier mujer y le tenía tanto miedo al matrimonio que prefería estar muerto a estar atado a una sola mujer. Era el mejor amigo de Inuyasha y ambos se encontraban conversando de la situación de Sesshomaru.

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