•-ℂ𝕒𝕡𝕚́𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟠

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Cuando desperté, los rayos del sol me estaban dando justo en el rostro, y el bochornoso clima del desierto cada vez iba incrementando, haciéndolo parecer un horno. Sin embargo, y a pesar de todo eso, sentía que había dormido como hace mucho tiempo no lo hacía. Incluso me atrevería a decir que dormí mejor hoy que en toda la última semana de exámenes. El clima no me arruinaría este día.

Abrí los ojos lentamente y me di cuenta que había dormido en una posición fetal toda la noche para mantener el calor de mi cuerpo. Así que me reincorporé poco a poco para estirar mis piernas, solo para darme cuenta por el parabrisas que la mayoría ya estaban despiertos.

Los autobots se encontraban dando vueltas, y otros sentados tranquilamente, mientras Cade y Tessa ya se encontraban despiertos.

—Buenos días —Optimus me dice suavemente, casi como un susurro cuando se percata que ya había despertado.

Yo bostecé, aún entre sueños.

—Buenos días —le respondí, mi voz sonando más ronca que de costumbre—. Espero no haberte incomodado en toda la noche. No espero ser una carga para ti.

—No eres una carga, nunca lo serías para mí —me responde casi de inmediato, haciéndome soltar una risita nerviosa.

No estar en mis cinco sentidos probablemente me estaba haciendo pensar cosas muy extrañas. Porque nunca en otra vida podría percatar ese tono dulce que logré captar en esa oración. Simplemente estaba muy adormilada y mi cerebro se confundió.

Por otro lado, vi que la mayoría parecían aburridos, casi como si estuviesen esperando por algo. O más, por nosotros.

—¿Hace cuánto se despertaron? —me referí a Tessa y Cade, por alguna razón, no vi a Shane por ningún lado.

—Hace tres horas —responde.

Yo abrí los ojos sorprendida. ¿Realmente había pasado tanto tiempo? Más bien... ¿hace cuánto tiempo estaban esperando por nosotros y yo había exagerado en dormir? Rayos.

—Fuck, no esperaba que fuese tan tarde, deben estar esperándome. Lo siento tanto —me disculpe ligeramente avergonzada—. No sé, me hubieras despertado.

—¿Cómo podría? No podía simplemente transformarme y dejarte en la arena con los demás.

—Pues no, pero al menos podías poner una clase de alarma para despertarme o algo, nos atrasamos —mencioné, cruzada de brazos.

Hubo un breve silencio por unos segundos que me hizo considerar la manera en la que le había hablado... quizá había sonado un poco demandante. Pero justo cuando decido decir algo para disculparme por mi osadía, un gruñido de mi estómago se hizo presente, avergonzándome inmediatamente y pintando mis mejillas de rojo.

¡Qué vergüenza!

—Tienes hambre... ¿Cierto? —me pregunta Optimus después de unos segundos.

Desvié la mirada, aún avergonzada.

—No —negué, cruzando los brazos por sobre mi estómago. Pero como si mi cuerpo me odiara y quisiera dejarme en evidencia, un nuevo rugido hizo eco. No me quedó de otra que rendirme, y soltar un suspiro—. Quizá un poco... no sé si sepas cómo funciona todo esto de reponer energías, pero como humanos, necesitamos comida, no tenemos una batería como ustedes que pueden recargarla en cualquier momento.

—Cierto, aprendí de eso cuando estuve en la base NEST con los militares. Aprendí más de los humanos que ustedes mismos con su raza misma —expresó un poco serio.

No culpaba si estaba molesto. No era grato saber que ahora eran el blanco de una raza que ellos mismos se encargaron de proteger hasta el final.

—Optimus, sé que estás molesto por todo este desastre, pero tienes que darnos una oportunidad como raza... te juro que no todos somos así —reflexioné.

Cᴏ́ᴅɪɢᴏ 365 [Oᴘᴛɪᴍᴜs Pʀɪᴍᴇ | Tʀᴀɴsғᴏʀᴍᴇʀs] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora