Ya no podía negar lo que estaba sintiendo por Carlos, lo intenté, pero no lo logré porque cada vez que se acercaba a mí sentía mi mundo de cabezas.
Él no habló de inmediato, ya que, no sabía que decir—¿Chili te asustaste?—pregunté para romper el hielo, pero él no reaccionó como pensé que iba a hacerlo.
Me tomó de la cintura para atraerme hacia él y me dijo al oído—Jamás me asusto cuando estoy contigo.
Cómo le decía que yo si estaba muy nerviosa cuando lo tenía cerca peor aún cuando nuestros labios se encontraban a centímetros.
Segundos después él me soltó con una sonrisa triunfante y me preguntó—¿Estás libre mañana?
—Depende
—Quiero enseñarte manejar a cambios.
—Yo sé lo básico.
—¿Con 7 cambios?
—¿Eso existe?—pregunté.
—Si, en los últimos Ferraris porque son casi como un monoplaza de fórmula 1.
—Ah mira bueno saberlo, está bien me apunto.
—Vale te recojo mañana a las ocho.
La mañana llegó rapidísimo y Carlos ya estaba tocando a mi puerta.
—¿Estás lista?—me preguntó apenas le abrí.
—Siempre—me sonrió.
Me dio las llaves de su auto deportivo apenas bajamos—¿Ya comenzamos?
—Si señorita—le dije mientras encendía la radio con The weekend.
—Bueno...¿Cómo lo pongo en marcha?
—Pisa el embrague para luego cambiar la palanca a primera—hice todo lo que dijo, pero aun así no encendió.
—¿Por qué no enciende?—pregunté, él sonrió y me dijo—Eres una rookie.
—¿Qué es rookie?—dije algo confundida.
—Novata en el volante—lo miré mal.
—No te enojes, rookie.
—Carlos no me llames así—le dije algo molesta.
Me tomó desprevenida cuando me besó y dijo—Me encantas cuando te enojas, rookie.
Quedé estática con lo que había hecho hace unos segundos.
No tengo idea porque, pero siento que él será de esos amores que te dejan mal y no quieres que se vayan nunca.
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Carlos
Ella no respondió nada así que supuse que no estaba de acuerdo con lo que acababa de hacer.
—Lo siento sé que...—no alcancé a terminar cuando sentí sus labios en mi boca.
Me separé un poco de ella y le pregunté —¿Es correspondido?
—¿Tú qué crees Chili?—no respondí sólo la seguí besando y ni cuenta me di cuando caímos en los asientos traseros del auto deportivo.
—¿Rookie estás segura de lo que vamos a hacer?—pregunté y ella sólo asintió con su cabeza.
Saque su top mientras besaba sus labios con desesperación, mis manos tocaban cada parte de su cuerpo y poco a poco fui bajando mis labios por su cuello, sus pezones hasta que llegué a su vientre—Car..los rápido porque no aguanto.
Ella no podía imaginar las mil cosas que pasaban por mi cabeza en este momento.
—¿Tan rápido rookie?—entonces procedí a desabotonar su pantalón.
Cuando se lo saqué completamente me quedé boquiabierto viendo la mujer de mis sueños retorcerse de placer por mí en la parte trasera de mi auto.
Continué con su panti negro y le dije señalando el panti —Se queda conmigo—ella se negó coquetamente.
—Señorita ¿Por qué está tan húmeda?—seguí acariciando sus piernas, entre tanto sonaba de fondo Die for you y acompañado de sus gemidos eran eco en mis oídos.
Realmente la lujuria me estaba cegando así que, tome el condón abriéndolo con mis dientes y le ordené—Agárrate fuerte del asiento—ella obedeció.
Inicié lento y fui subiendo mis embestidas, mientras soltaba jadeos que me volvían loco hasta cuando gritó mi nombre cuando llegó al clímax.
Acabamos cansados, pero aun así ella me dijo en susurro—Carlos quiero hacerlo otra vez.
—Señorita estás muy traviesa hoy.
—Pues...me has hecho adicta a ti.
—¿Debo tener miedo?
—Si...mucho miedo—dijo mientras caía rendida en mi pecho.
Yo pensaba que nada en mi vida se comparaba con corren en las curvas de mis circuitos favoritos y ella con sus curvas ya me tenía más adicto que corren en Mónaco.
