¿Cómo pude ser tan idiota?, me comporté como un completo adolescente hormonal al dejar ahí en la puerta esperando que yo diga algo, pero es que cuando la vi así no pude pensar nada más que salir de ahí rápido.
Al regresar a mi auto solo podía pensar en volver y decirle que acepte una copa de vino (cabe recalcar que son las 8 de la mañana), aun así por cobarde no lo hice.
En una hora tenía reunión en línea con la escudería para hablar sobre mis contratos de la nueva temporada, realmente estaba muy confuso con lo que estaba pasando.
Mi equipo no me renovó para el 2025, es decir, me quedaba un año de contrato, pero yo quería seguir de largo con ellos, igualmente no era de asustarme porque otras escuderías estaban detrás de mí o al menos eso me había dicho mi padre.
—Ciao a tutti, inizio l'incontro (Hola a todos, doy por comenzada la reunión)—dijo unos de los dueños de la escudería.
—Estamos reunidos aquí para decidir sobre el futuro de Carlos Sainz en la escudería, ya que, como sabrán se renuevan los contratos de los pilotos solamente si le conviene al equipo—mi padre y yo escuchamos atentamente cada palabra para comenzar a negociar sobre mi futuro.
—¿Es verdad de que ya ha tenido contacto con otra escudería?
—Si es cierto, dado que, no tenía ni una sola noticia acerca de mi renovación—contesté con total honestidad.
—¿Existe algún inconveniente con el equipo?
—Ninguno
—Entonces, ¿Es cuestión de dinero?
—No, realmente mi molestia es su silencio al momento de decidir sobre mi contrato. También, no me gusta cómo en las estrategias de equipo siempre me perjudican para que su otro piloto quede en el podio porque es lo mejor para el equipo, sin embargo, no siempre voy a dejar que ocupen mi lugar—iba a seguir expresándome, pero mi padre no lo permitió.
—Correcto, Sainz conversaremos sobre aquello en la junta y le haremos saber nuestra respuesta—yo solo asentí y cerré la llamada.
—Ahora roguemos a Enzo que te renueven porque después de lo que les dijiste no lo creo—dijo mi padre bromeando.
—Vale papá entiendo la referencia, pero si no les decía todo lo que sentía hubiese explotado.
—Hijo, no te preocupes—luego de decir eso se fue a otra reunión, sin embargo, yo aún seguía preocupado.
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Ana
—Si no lo hubiese visto ponerse tan nervioso, no lo hubiera creído—le dije a María por videollamada.
—No te creo, güera.
—¡Va en serio!
—¿El mismísimo Carlos Sainz se puso nervioso por tus huesitos?
—A si es, sin embargo, para mí sigue siendo un desconocido—terminé de decir cuando sonó el timbre y salí para ver quién era.
Apenas abrí la puerta, él habló—¿Desconocido? Pensé que ya éramos amigos.
—¿Qué haces aquí? Estoy llegando a pensar que eres un acosador—respondí, mientras escuchaba a María—¿Es el guapetón?
—Uy creo que tu amiga me está llamando.
—Ni te hagas ilusiones y aún no has contestado mi pregunta.
—Vale, regresé porque hace rato me comporté como un idiota.
—Bueno si eso es todo, retírate.
—Espera, quiero invitarte a comer.
—Mira yo sé que mi primo es tu amigo desde hace mucho, pero eso no te hace mi conocido.
—Vale...puede que por ahora no sea tu conocido, pero podemos conocernos.
—¿Y cómo yo sé que no me vas a drogar y cortar en pedacitos?
—Vale ahora si se te fue la olla—dijo un poco molesto y se intentó ir, entonces lo detuve—¡Espera! ¡No he dicho que no!
—Vengo por ti a las 7—fue lo único que dijo.
El tiempo pasó volando así que, me fui a preparar, me puse algo muy sencillo una top, unos vaqueros negros y una chaqueta de cuero con mis amadas Converses.
Tocaron el timbre, era él—¿Lista?—yo asentí. No sabía a dónde íbamos, pero el camino fue silencioso y realmente no podía descifrar lo que ocurría.
Él rompió el silencio—Te tengo una respuesta—dijo con una sonrisa en sus labios.
—Ok.....
—Empecemos de cero.
—No comprendo—respondí.
—Me presento soy Carlos Sainz—dijo estirando su mano.
Yo negué con mi cabeza, tomé su mano y respondí—Mucho gusto Sr. desconocido, yo soy Ana Sofía Pérez—Luego de eso bajamos del auto y entramos a un restaurante típico.
—¿Has comido paella?
—Por desgracia, aún no.
—¡En hora buena! ¡Porque vais a probar la mejor paella de toda España!—dijo eufórico.
No mentía cuando decía que era la mejor de toda España, ya que, literalmente cada bocado parecía un manjar.
—Está muy rico, te debo los tacos con harto "chili" para la próxima.
—¿Sabías que, me llaman el chili?
—Fíjate que no—le dije sonriendo—Ay que mentirosa—respondió.
—¿Y por qué te dicen así?—pregunté con curiosidad.
—En realidad no es porque me gusta el chili sino más bien fue una noche loca en la que mis amigos me empezaron a llamar así, supongo que por Carlos, Charlie, Charles y terminó en chili.
—Vale basta de mí ahora, ¿Quién es Ana?
—Buena pregunta, Ana es la prima de tu colega dejémoslo ahí hasta después—él sólo asintió sonriendo.
