𝐀𝐝𝐝𝐢𝐜𝐭𝐢𝐨𝐧 | 𝖪𝗈𝗈𝗄𝖵

ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ| 4

Kim observa la caja con curiosidad, sus dedos sostienen el lazo de color negro y con lentitud comienza a desenvolver el moño, traga saliva y relame sus labios ansioso, sus ojos están fijos en aquella cajita de color rojo vivo. Cuando por fin consigue deshacer el lazo toma la tapa de la caja. Pero siente como su corazón comienza a palpitar con fuerza. Tanta que su respiración se vuelve un tanto agitada. Se llena de valor y alza la tapa de la caja, dentro hay papel decorativo de color negro. Un montón, con sus manos comienza a sacar un poco de aquel papel hasta que siente algo en sus dedos.

–¿Q...qué?–Formula el castaño tomando aquello entre sus dedos. Inmediatamente lo deja caer al suelo dejando escapar un sonoro grito mientras se cubre la boca y da varios pasos hacia detrás. Un alacrán de color negro se encuentra en el suelo.–¡Ah!–Kim tiene los ojos abiertos como plato, mientras que las preguntas comienzan a invadir su cabeza, el animal era grande y aterrador para sus ojos. Parecía estar muerto ya que no se movía. Asustado toma la caja y cuando le da la vuelta cae otra cosa y es ahí cuando su cuerpo tembloroso cae al suelo mientras sus labios tiemblan.

La navaja que había perdido hace seis años.

–Maldita sea, si esto es una maldita broma no es divertido.–Se dijo para sí mismo mientras sentía aquel tic nervioso en su mano. Paso una de sus manos temblorosas por su cabello castaño haciéndolo hacia atrás mientras miraba como un completo lunático aquel objeto. No podía ser cierto, ¿cómo había llegado aquello a su departamento? se repetía una y otra vez el castaño. Se arrastró hacia atrás sintiendo su cuerpo temblar. Primero, odiaba los malditos escarabajos, insectos y todas esas mierdas. Lo segundo era, había perdido aquella navaja cuando era un adolescente rebelde. Pensó que se le había caído en algún lugar y otra persona se había adueñado de ella, pero era aterrador el simple hecho de volverla a ver cuando la dio por perdida.

De sus labios salió un bajo jadeo y aparto la mirada hundiendo su cabeza en sus manos, esto tenía que ser una pesadilla, se repetía una y otra vez el castaño mientras trataba de recordar dónde había dejado caer aquella navaja en aquel entonces. No recordó y eso lo frustró más hasta el punto que lanzó con fuerza un adorno de su mesita de estar. Gruño y se puso de pie caminando hacia el cuarto de limpieza tomando una escoba de barrer y un recogedor, con cierto asco recogió aquel escarabajo horrible y lo tiro. También recogió los cristales del adorno que él mismo había tirado con rabia.

Al terminar, reviso una última vez aquella caja y no encontró nada, un remitente de quien le había enviado ese asqueroso regalo o algo, simplemente nada. Se encargó de tirar aquella cajita a la basura pero decidió conservar la navaja. Cuando la sostuvo la miró por unos breves segundos, sus ojos recorrían aquel metal entre sus dedos y sentía escalofríos por todo el cuerpo. Le traía recuerdos ciertamente borrosos y horrendos. Incluso la hambre se la había ido, con desánimo guardo los ingredientes y se dispuso a ir a su habitación mientras sostenía con fuerza aquel objeto.

–Necesito dormir, siento que me volveré loco si sigo pensando en aquello.–Se dijo así mismo Kim, mientras guardaba en un cajón de su mesita de noche aquella navaja, lo escalofriante aquí era que la navaja tenía un Alacrán incrustado de color plateado y aquella persona desconocida también le había enviado uno, pero real.

🜊

A la mañana siguiente cuando Kim ya se encontraba caminando por el extenso pasillo de la academia sintió una mano posarse en su hombro, giró su cabeza disgustado y observó al rubio que le sonreí mientras sostenía un vaso de café. TaeHyung alejo la mano del rubio y se cruzó de brazos mientras ambos seguían su andar por el extenso pasillo.

–Eres un maldito imbécil Park.–Dijo con cierta rabia el castaño. Jimin resignado lo mira y entre abre sus labios para exclamar una explicación de parte del castaño.–No hables, tú maldita sorpresita casi hace que me dé un maldito ataque.–Cuando ambos están enfrente de una puerta de color caoba es el castaño quien la abre, la empuja con rabia y cierto enojo. Park va detrás de él y cierra la puerta con seguro.