Pequeños relatos

Hadas

Tema elegido por GemaEsmeri

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En un lugar muy lejano a tí, tanto que está en otro plano, habitaban criaturas muy diferentes a nosotros.

Kile era uno de ellos. Habían muchos tipos de criaturas, desde ogros y duendes, hasta hadas y unicornios. Todos extraordinarios por su función.

Por ejemplo, las hadas producían alimentos gracias a la naturaleza, los duendes eran capaces de crear todo lo inimaginable, pero los más importantes sin duda eran los unicornios, eran las criaturas de ese mundo con mayor magia contenida.

Kile era un duende de orejas puntiagudas, nariz larga y cara redondeada. Él se encargaba de intercambiar objetos con las hadas, sirenas... Incluso con los ogros, pero no tenían fama de ser muy amables y serviciales.

Solía ir de una punta a otra del mundo con un carro hecho por los duendes, era seguro y rápido, por lo que llegaba rápido.

Kile será nuestro guía por el mundo de las hadas.

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Apenas llegó con su carro, unas tres hadas le recibieron. Le invitaron a entrar en el pueblo, y como siempre tendría que ver a la reina, que siempre decidía qué invento les serviría.

Pasó por las calles del pueblo, estaba muy animado, cada hada estaba encargándose de sus tareas para luego ganarse su merecido descanso. Llegaron ante el castillo, era muy colorido, como todo el pueblo. Tenía pequeñas ventanas circulares que estaban enmarcadas en un color oro brillante. La puerta era de madera clara y tenía un pomo circular, pero la puerta siempre estaba abierta.

Entró acompañado de las tres hadas, intercambiaron algunas cosas y entonces se tomó un tiempo para visitar el pueblo. No habían habido incidentes con los intercambios, ya que solían haberlos, la reina a veces era difícil de convencer, pero no había sido el caso.

Las calles de la ciudad olían a pasteles y comida recién hecha, era la especialidad de las hadas, pero él conocía a la mejor cocinera, por lo que se dirigió a su pastelería.

Nada más entrar, Gren le saludó con entusiasmo. Era un hada de estatura normal (los duendes solían ser más altos), tenía ojos de color avellana y una risa encantadora.

Le dió un pequeño pastel, y Kile lo disfrutó, le encantaba visitar el reino de las hadas, tan encantadoras y amables.

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