El venado

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CMBronte eligió este tema, ¡vamos a por ello!

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El resplandor del amanecer brillaba sobre su cabeza mientras cerraba la puerta de su cabaña. Vivía en medio del bosque con su mujer y su hijo, el cuál había salido a jugar por el bosque con su madre. No se localizaban muy lejos de un pueblo bastante pequeño, pero un poco más allá había uno un poco más grande. Se giró y se puso de cara a los altos árboles de roble y abedul que conformaban el gran y extenso bosque. Bajó unas escaleras de madera y pisó la hierba con determinación.

Ahí empezó su día a día, casi podía decir que vivía más entre aquella naturaleza que en la cabaña que tanto le había contado construir. Al momento, escuchó un ruido entre unos matorrales, y avanzó hacia allí, intentando no hacer el mínimo sonido. Estaba a punto de ver qué se escondía al otro lado cuando pisó una rama que crujió bajo sus pies. Un venado, alertado por la advertencia de la rama, salió corriendo en dirección opuesta al cazador. Este último intentó mantener la calma y se acercó lentamente al claro donde se había quedado el venado bebiendo agua de un pequeño arroyo.

Era el momento, apuntó, se preparó para disparar, y justo en el último momento movió el arma, impactándole al tronco de un gran roble. Su hijo había aparecido, de repente, interponiéndose entre el animal y su padre.

—No vuelvas a hacer eso —Intentó parecer enfadado, aunque estaba de lo más aliviado. Dejó el arma en el suelo.

—¡No puedes matarlo! —Sus ojos infantiles brillaron intensamente.

La madre del niño apareció por el otro lado y le miró.

—Hijo, es mi trabajo... —Se acercó a él, pero el animal retrocedió.

—No te acerques, se asusta —dijo el niño acariciando el lomo del venado— Si el problema es que es tu trabajo, búscate otro.

El cazador miró a su mujer, intentando ver su reacción.

—Podrías ser camarero en algún restaurante del pueblo de al lado, o... podrías trabajar en el banco —dijo el niño—. Pero no mates más animales.

—Creo que tiene razón —intervino la mujer—. Tampoco te da muchos beneficios este trabajo, podríamos mudarnos a alguna casita del pueblo, rehacer nuestra vida...

—¿Los dos pensáis lo mismo? —preguntó el cazador.

Ambos asintieron.

—De acuerdo, recoged vuestras cosas, nos mudamos al pueblo.

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¿Qué os ha parecido? ¿Alguna otra idea? ❤️ Os leo

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