12._ Tu y yo

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¿Porque solo juegas con mis sentimientos? ¿Porque me haces sufrir de esta manera? ¿Porque me heriste así? ¿Porque no puedo amarte? ¿Porque no podemos estar juntos?¿Porque?

...


-Adios alhacén, y porfavor deberías hablar con Kaveh.

-Esta bien tighnari, adiós, cuídate también.

...


Había un hermoso atardecer casi dando paso a la noche. Uno que otro pájaro cantaba una melodía esplendorosa. En las calles estaban tan pocas personas que se podrían contar con las manos, las linternas encendiéndose poco a poco. Podría ser un escenario magníficamente hermoso, si no fuera por mi.

Me dirigía al camino que llevaba a la casa, no podía prestar atención a mi alrededor debido a que mis pensamientos no dejaban de pensar en Kaveh.

No podía salir de mi cabeza hasta que escuche unos murmullos.

-¿Porque Kimuro? ... ¿Porque debiste de irte? No debiste ir a esa estúpida misión.- Eran lamentos tan desgarradores que transmitían una enorme tristeza.

Decidí no acercarme a la mujer que se lamentaba, ya que supuse que necesitaba tiempo a solas.

-Si yo tan solo hubiera podido salvarlo.

Con la situación que acababa de suceder mucho menos podía prestar atención a mi alrededor. Las preguntas llegaban una tras otra, sin poder resolver ninguna debido a la falta de respuestas.

En ese momento por azares del destino tuve el instinto de mirar a un lugar lejano, pero en específico a dónde estabas tu.

-¿Que es eso? ¿Acaso es...
Kaveh?-. Yo me empeze a asustar, tu estabas en la terraza de la akademiya ¿Porque estabas ahí?

Hubiera seguido teniendo muchas más dudas de las que estaba teniendo hasta que pude divisar tus intenciones.

Tu querías lanzarte.

No lo dude un solo segundo y empeze a correr, corri los más rápido que podía.

No importaba si mis pulmones no pudieran respirar correctamente, no importaba si mi corazón latía mucho más rápido de lo que debe, no importaba que mis piernas se cansarán. Yo iría contigo, te salvaría.

-¡Kaveh!- Es lo único que podía decir, no quería que tú te lanzaras, no, no lo permitiría, nunca -¡Kaveh! ¡Detente!

Estaba subiendo por las escaleras de la akademiya, enserio que estaba maldiciendo el porque existían tantas escaleras para llegar a la terraza. Todos los segundos estaban contados. No podía perder el tiempo.

Por fin después de haber corrido todas esas estúpidas escaleras, llegué a ti.

-¡Kaveh porfavor! ¡Detente! ¡No lo hagas!-

Tú ni siquiera me escuchaste, en ese momento sin dudarlo un poco tu te lanzaste.

Si antes corri demasiado rápido, aquí fue el doble. Nunca hubiera permitido que tú murieras.


Gracias a la arconte dendro alcance a tomarte de tu muñeca derecha, no importaba si yo me lastimaba o tu te lastimaras mientras tú no murieras.

Mi hermoso KavehDonde viven las historias. Descúbrelo ahora