CAPÍTULO 2 (Entre Risas y Advertencias)

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Siempre me pregunto cómo me ven los demás, no tanto en términos de aspecto físico, sino en cómo piensan que es mi personalidad al verme

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Siempre me pregunto cómo me ven los demás, no tanto en términos de aspecto físico, sino en cómo piensan que es mi personalidad al verme. Es una pregunta que suelo hacer cuando agarro confianza con alguien; simplemente me da curiosidad.

El sol de la mañana filtrándose a través de las cortinas, pintando de un tono dorado las paredes de mi habitación, es un recordatorio constante de que otro día ha comenzado en este extraño lugar.

"¿Qué fue eso?" gritan desde el primer piso, preocupados. "Nada, solo fue mi teléfono," contesto mientras trato de adaptarme a la luz que entra por la ventana. He experimentado lo horrible que es tener una ventana frente a la cama, mi cama.

Me siento en mi cama, abro las dos puertas de la ventana y me apoyo en ella con los ojos entre abiertos.

En eso veo una camioneta azul pasar por la calle de tierra que rodea el terreno, levantando polvo al pasar de una forma muy exagerada.

Me pongo una remera de manga larga gris, unos pantalones cortos blancos y unas botas marrones.

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Salgo rápido de mi casa, tratando de evitar a mi mamá para que no me obligue a desayunar. Me comentó que el pueblo queda a un kilómetro y medio.

Perfecto, voy a la escuela por la mañana, no tengo auto y para colmo debo caminar quince cuadras.

Me toma unos quince o veinte minutos llegar. El camino no es muy bonito que se diga para caminar; está muy deforme y lleno de piedras, y cuando digo muchas, quiero decir muchas.

Comienzo a caminar por una calle que me llamó la atención porque tenía varias tiendas coloridas y llamativas. En lo que camino, observo que hay muchas tiendas de libros y cuadros, pero hay una que llamó mucho mi atención.

Flashmi.

Varios cuadros gigantes de un lugar en particular, un establo en muy buen estado. Se encuentran en la vitrina. Es hermoso, por lo que puedo observar.

"Está interesante el lugar, ¿verdad?" comentan detrás de mí, provocándome escalofríos. "¡Mierda!" doy un salto en mi lugar y rápidamente me giro. "Lo siento mucho, no me di cuenta de que te estaba tapando," informo con una mano en el pecho. ¿Aquí la gente te habla de la nada?

"No, no, tranquila," me dice la que parece ser la dueña del lugar, porque lleva una remera con la palabra FLASHMI muy resaltada. "Yo trabajo aquí y soy la encargada, supongo que debo hacer que la gente entre y se entretenga, ya sabes, que compren y eso. Ese creo que es mi trabajo," informa con una sonrisa nerviosa, colocando su mano en su cuello junto a su cabello. "Básicamente me encargo de que no salgan." ¿cómo?

Le soy sincera y le digo que solo entendí la mitad de lo que dijo, ni eso, no, no es una opción, eso está bastante claro.

"Ay, no, perdón, si te di mucha información de la nada. Cuando me pongo nerviosa, hablo, hablo y mucho," me observa de arriba a abajo y me mira a los ojos, arqueando una ceja. "No eres de aquí, ¿verdad?" pregunta como si fuera obvio.

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