CAPÍTULO 6 (Miradas que Hablan)

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2 días después

Deslizo por mis piernas una falda ajustada de color marrón, un marrón apagado, que llega hasta mis rodillas las cuales están blancas como las nubes, el frío se hace sentir hoy, doce grados.

Tomando mi mochila, bajo las escaleras con cuidado para no hacer mucho ruido, aún no hemos arreglado los escalones. Mi papá sigue trabajando abajo en las paredes, y creo que mi mamá se quedó dormida porque no la vi pasar por mi habitación. Niego con una sonrisa.

Agarro una manzana de la mesada y camino hacia el portón, dando unos grandes mordiscos. Veo que él ya está estacionado al lado del portón, absorto en su teléfono.

"¡Hey, Flequi! ¿Me extrañaste o qué?" levanta la cabeza para mirarme. Frunzo el ceño y lo ignoro, mirando hacia otro lado. De todas las personas que podrían ser mis vecinos en Inglaterra, tenía que ser él.

Abre la puerta desde adentro con una sonrisa burlona. Nunca podemos empezar el día como personas normales con un simple ¡Buenos días, LIDIA! Ruedo los ojos y me siento, cerrando la puerta y mirándolo seriamente.

"Buenos días, Asher. Yo estoy bien, ¿y tú?" susurro mientras me coloco el cinturón. "Cuando va a ser el día que dejes de llamarme flequi".

"La respuesta es muy simple", responde con calma mientras conduce a toda velocidad, "Cuando ya no tengas flequillo, Flequi, entonces hablamos". Hace hincapié en la palabra Flequi con una sonrisa burlona al finalizar la oración. Ruedo los ojos y miro hacia adelante, humedeciendo mis labios que están secos por el frío.

Su mano encuentra mi rodilla, deslizándose con delicadeza por mi falda poco a poco. Su tacto es firme pero gentil, cada roce despierta un suspiro en mí. Observo su mano en mi pierna y luego lo miro a él con la boca ligeramente abierta.

Él observa el camino con una expresión serena, como si estuviera perdido en sus propios pensamientos. Sigue manteniendo la misma velocidad con la que salió de mi casa, parece no ser consciente de su mano sobre mi falda, sobre mis piernas, sobre mí.

Lo malo aquí es que no me molesta su mano en mi pierna, ignoro sus manos en mis piernas. Apoyo mi cabeza en el vidrio de la puerta y observo los pinos. Él me mira de reojo y vuelve a mirar hacia adelante.

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Asher estaciona el coche en el estacionamiento de la escuela, lo cual es extraño porque generalmente estaciona donde quiere.

Se gira para mirarme, desabrocha mi cinturón y se acerca lentamente a mí, colocando su otra mano en mi cadera.

Recorre todo mi cuerpo con la mirada y se detiene en mi boca.

Retira su mano de mi pierna y alcanza algo detrás de mí, ¿su teléfono? Es un estúpido, siempre intentando molestarme. Tarado.

"Sal, así trabó la puerta", ordena mientras enciende su teléfono. Pongo los ojos en blanco y salgo, cerrando la puerta con fuerza.

Su mirada cambia repentinamente, me dedica una mirada penetrante que parece atravesarme, pero luego sus ojos se desvían hacia su teléfono por una iluminación. ¿Qué tanto hace en su teléfono?

Decido caminar sola hasta la escuela. Hace mucho que no hablo con Catana, básicamente desde el primer día de clases. Tal vez le hayan dado una tonelada de trabajos, pobre.

Camino por el pasillo buscándola, pero no la encuentro.

Me doy la vuelta para regresar a mi salón, pero me encuentro con el individuo que arruinó mi primer día de clases en Inglaterra, perfecto.

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