🐜 = 🦋 / 08 - Afecto.

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El llanto de una bebé se escucha por la casa y Mina se remueve en su cama para intentar ignorarla hasta que su madrastra vaya y alimente a su pequeña media hermana. En toda la casa resuena aquel llanto y luego cómo para abruptamente, detenido por un biberón o un seno para que se alimentara. Mina agradece en su mente porque puede ya descansar, pero golpes en la trampilla la hacen exaltar porque realmente son muy fuertes.

Los reconoce.

— ¡Criada, levántate y limpia mi habitación! — la voz resuena en su habitación-ático y a regañadientes se levanta, preparada para lo que se viene, como todos los días.

No necesita colocarse otra ropa porque la que trae puesta ni siquiera es pijama, es lo que usaría cualquier día. El frío le cala los huesos y le eriza la piel, pero ha sufrido más frío que ese, así que no le toma importancia a su piel exigiendo más calor.

Se frota los ojos y abre la trampilla del ático para bajar lentamente por las escaleras, encontrándose con aquel chico de diecisiete años que amaba lastimarla cada vez. Su hermano tenía una gran sonrisa y era él quien más amaba lastimarla, disfrutaba de su dolor.

A él le quitó la madre, pues él no era medio hermano, compartían madre y padre. Mina nació un año después de él, donde en el parto su madre murió por complicaciones. Mina sabe bien que su madre murió para salvarla, pues solamente podían salvar a una de las dos, y su madre dijo que daría su vida por ella. El amor de su madre, es muy diferente al odio que todos le tomaron a ella por "matarla".

Y el odio empeoró cuando se declaró lesbiana accidentalmente en la escuela.

— Es mejor que la dejes limpia, idiota. Lo de ayer será peor si no — le dice en la cara, tomando un puñado de su cabello para alzarle el rostro, ocasionando que lo viera directamente a la cara, y luego él bruscamente la soltó. Mina ya no tiembla, ya está acostumbrada, solo asiente y se va a limpiar aquella habitación sucia.

Ropa sucia por el suelo, cama desordenada e incluso manchada. Mina no quiere saber qué es el líquido que hizo aquellas manchas, aunque la suposición de su pensamiento le da un asco inevitable que le hace imposible tragar saliva sin sentir que iba a vomitar. Había visto cosas más asquerosas en su vida pero no se acostumbrará nunca a lo sucio que era su hermano, Daichi. Por lo menos su media hermana, Akari, era más limpia, aunque no perdía tiempo para insultarla cada vez que se veían.

— Rarita, ¿qué haces? Tienes que ir por mi ropa y tenderla — pensando en ella y de inmediato aparece. Akari era menos abusiva y Mina se permite ser amable con ella, siendo pisoteada cada vez y humillada. Pero prefería insultos de Akari, que golpes de Daichi — Que horrible te ves con tus heridas, supongo que sin ellas es igual. No naciste bonita, después de todo — Mina baja la cabeza, ella sabe eso muy bien. No es bonita para nada, se avergüenza de ello pero se limita a bajar la cabeza, pensando que Akari realmente es muy bonita — Deberías taparte la cara, así les evitas el asco a los demás, ¿sí? — Mina asiente, pensando seriamente en comprar un cubrebocas y algunos lentes. Tal vez con la mínima mesada pueda comprarse y evitar avergonzarse frente a la Jeon Jiyu que ha estado viendo algunas veces por la ventana — Bien. La tiendes y luego en la noche vas a ver si estaba seca. Si lo está, la llevas a mi habitación y la acomodas en el armario — Mina asiente, acomodando la cobija de su hermano para acomodarla en la cama. Akari se acerca para poner una mano en su nuca — Y la acomodas bien, ¿sí? — Mina asiente sin mostrar nada en su rostro más que acuerdo con las condiciones.

— ¡Mina! — una voz femenina las hace voltear hacia la puerta aunque allí no se haya podido ver a alguien.

Akari suelta suavemente la nuca de su media hermana. Akari era menor por dos años, pero parecía tener cierto poder en Mina por ser la favorita en los dos adultos de la casa.

LAS HORMIGAS SON LAS NUEVAS MARIPOSAS • MINAYEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora