🐜 = 🦋 / 18 - Amigas.

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Mina se encontraba tranquilamente recostada sobre aquel cuerpo, unas manos delicadas le daban caricias en su espalda desnuda, haciéndola suspirar cada tanto al sentir el cálido tacto. Sus manos estaban en la espalda de Nayeon también, pero se mantenían más quietas, aferrándose a ella. Nayeon se recargaba en la pared, teniendo a Mina sentada en sus piernas. Ambas completamente desnudas. Hace tan solo minutos, aprovechando que los Myoui salieron, habían tenido relaciones en la habitación-ático de Mina, así que ahora descansaban entre caricias.

De pronto, Mina frunce el ceño, separando su mejilla del hombro de Nayeon, así sentándose de una manera más firme y ver a Nayeon a los ojos, como le gustaba hacer para sentirse segura de sus palabras.

— Mi hermano está un poco extraño — comenta, sintiendo cómo Nayeon paraba las caricias y la veía atentamente, pero luego retomaba aquello y le sonreía de una manera cálida.

— Um. ¿Te ha hecho daño? — Nayeon se mostraba preocupada, cuestionando aquello mientras sus cejas se arqueaban y sus ojos estaban dándole atención completa. Mina sentía que si le decía que sí, su hermano tendría alguna consecuencia, aunque no estaba segura si Nayeon haría algo así por quien la lastimara.

— No. Me ha abrazado todos los días y dado besos en la mejilla, sonriendo mucho, y creo escucharlo cantar por las noches — Mina estaba realmente desconcertada, más bien, todo eso le asustaba, porque nada de eso hacía su hermano, había estado así durante tres días seguidos y eso ya era mucho buen humor.

Sentía que en cualquier momento Daichi llegaría y la golpearía de repente, causándoles dolor que desde hace mucho ya no sentía, ya que había evitado casi por completo ganarse golpes.

En la preparatoria no la molestaban tanto desde que muchos presenciaron al señor Jeon Kun ayudándola junto a su hija, aunque había algunos valientes que se atrevían a hacerle travesuras o bromas con sus útiles escolares, así como también la insultaban.

— ¿Qué más hace? — la castaña cuestiona, llevando lentamente su mano hacia el cabello de Mina, dejando caricias en el camino hacia la cabellera, así ocasionando cosquilleos repetidos en la piel.

Mina se concentra un poco para recordar y contestar, pero que Nayeon empezará a besar dulcemente sus mejillas o quijada pues le era difícil acordarse de su problema.

— Está mareado, creo que tiene insomnio y por eso no duerme, así que yo tampoco duermo, porque me inquieta saber que puede entrar en cualquier momento y lastimarme — la castaña detiene sus dulces besos al escucharla, disimuladamente aprieta su mano para formar el puño y mira atentamente a la chica encima de ella.

— ¿No cierras bien la entrada al ático? — pregunta, para nada con la intención de culparla, sino para asegurarse de que estuviera bien.

No sería mucho trabajo simplemente hacer desaparecer a Myoui Daichi. De hecho, sería bastante fácil matarlo de una manera rápido y luego todos supondrán que desapareció mientras estaba drogado, esto último confirmado por su familia que presenció sus comportamientos vagos y incoherentes. Nayeon estaba dispuesta a hacerlo de inmediato con tal de que Mina pudiera dormir bien, solo que eso sería otra carga que debía meter a su confesión; la confesion donde le diría todo a Mina.

— Sí, pero aún así me inquieta — Mina sacude su cabeza de un lado a otro, abultando un poco sus labios.

Su mente problemática en la noche siempre se iba a pensamientos muy profundos donde ella salía herida. En su imaginación, podía ver a Daichi entrar y hacerle daño de maneras tan despiadadas que simplemente no puede dormir por el terror de que sus imágenes mentales se hagan realidad mientras esté inconsciente y descansado.

LAS HORMIGAS SON LAS NUEVAS MARIPOSAS • MINAYEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora