Dos

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No, él podía soportar la necesidad y el dolor que tuviera que soportar mientras estuviera a salvo su joven omega pero debió pensarlo mejor. Jeongin había encontrado a su alfa, así no lo supiera el mismo, su cuerpo si lo notaria. Y ahora en su celo, todo sería el doble de mal que para cualquier omega sin pareja.

Jeongin estaba tembloroso de rodillas en medio de la habitación cuando Hyunjin entró, el omeguita suspiró al reconocer el fuerte aroma. Inevitablemente solo provocó que se mojara más y que el calor fuera más punzante. Su aroma a caramelo se endulzo en necesidad nuevamente.

Jadeo elevando su mirada borrosa. Hyunjin se acercó completamente vestido con uno de sus trajes negros, Jeongin suspiró.

—Jinnie, no se que me pasa. —tartamudeó mirando a Hyunjin con sus ojos desbordando de deseo.

—Ven aquí, precioso. —Hyunjin dijo mientras se agachaba y alzaba del suelo a su bonito omeguita. Las feromonas eran increíblemente más fuertes en la cercanía. El cuerpecito del omega casi se derritió al tacto en los fuertes brazos del alfa.

Jeongin lubrico aún más si era posible.

Y Hyunjin absorbió todo su aroma codiciosamemte.

Se sentó en la esquina de la enorme cama de su omega con el mismo aún en sus brazos haciéndolo consciente de la escasez de ropa de Jeongin.

Hyunjin observó atentamente todo su rostro desde sus hermosos ojos de zorro enmarcados en enormes pestañas húmedas en lágrimas hasta enfocarse en los rojizos labios maltratados. Su rostro de corazón irradiaba tanta inocencia pese a la obvia excitación en el aire que momentáneamente hizo a Hyunjin muy consciente de la gravedad de su situación.

Jeongin desde ahora según la sociedad era completamente legal, ya que la adultez aparecía después del primer celo pero aún se sentía incorrecto para Hyunjin. Este era su bebé, el niño que vio crecer, el hijo de su mejor amigo.

Pero a la vez era su omega, aquel por el que había esperado tanto. Era suyo para tomar. Siempre lo fue.

—Innie, cariño. Estas en celo, lo sabes, ¿no? —Hyunjin hablo bajito evitando asustar a su omega quien lo miraba atentamente con sus ojitos bien abiertos pese a ello, la neblina era evidente. Hyunjin suspiró. Jeongin solo asintió a sus palabras. —Yo no debería estar aquí, Innie. —el omega se asustó inmediatamente ante el mero pensamiento de su hyung dejándolo solo.

Sus ojitos se llenaron de lágrimas.

—No, hyung. Duele mucho. —murmuró en medio de pequeños quejidos y se removió en el regazo de Hyunjin con una pierna a cada lado de su hyung. La húmeda era demasiada.

Hyunjin estaba jodidamente al borde.

—Necesitamos buscar tus supresores eso ayudará con el dolor, amor. —acarició su mejilla limpiando las lágrimas que caían, Jeongin se inclinó hambriento al tacto. —Dile a hyung donde buscarlos. —Jeongin gimió ante la ronca voz de su alfa.

Todo eran palabras inconexas, Jeongin no sabía que le estaba pidiendo su alfa pero quería ser bueno para el.

Lloro al no saber que hacer.

—Shh no pasa nada, amor. Deja que hyung se encargue. —Hyunjin dijo suavemente consolando a su sensible omega, acarició su espalda mientras desbordaba feromonas reconfortantes.

Su alfa estaba al limite, desesperado por brindar consuelo a su omega.

Jeongin sintió algo rozar su húmeda, jadeo contento, fue pequeño pero el roce del pantalón de vestir de su hyung era tan bueno al igual que sus fuertes manos en todo su cuerpo.

Se siente correcto, hyung || HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora