Capítulo 3: Por fin juntos

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N A R R A  A R G E N T I N A

—¡No somos "aprovechados" como vos pensas, Colombiano! —bramo enojado.

—¡En Perú no existen las palomas fritas! —exclama Perú sacando la lengua y alzando los brazos.

—¡Y en Colombia la coca no es bien vista como tú piensas, Argentino! —espeta este, con la ira impactada en su mirada.

Posta, no sé honestamente cómo se armó este kilombo de gritos e insultos absurdos que cada vez sube más de nivel. Pasamos de hablar sobre el chisme de México, que al final no le tomamos mucha importancia, luego sobre el atractivo de este mismo, al conflicto de oriente medio y terminamos con que en Perú comen palomas fritas, en Colombia consumen coca las 24/7 y que aquí nos aprovechamos de cualquier pelotudez que veamos como unos oportunistas. 

—¡Cierren ya sus bocotas! —interrumpe Paraguay irritado, apretando sus puños—. Parece que en cualquier momento van a iniciar una estupida guerra.

Dejamos de discutir.

—¿Qué querés, Paraguay? —pregunto estresado, sujetando mi frente con mis dedos. Este suspira.

—Boludos, creo que se les olvido pero acaba de llegar México —anuncia, y con el dedo índice apunta hacia atrás, donde efectivamente estaba el sueño húmedo de todos nosotros.

¡POR FIN! ¡Llegó el Salta muros!

—¡México! —exclamo estupefacto, corriendo hacia él quien estaba rodeado por los demás.

—¡Argentina! —sonrie este, estrechando un abrazo tan fuerte que me llegan a doler los costados e incluso las mejillas. Hasta creo que me dio un puto calambre en la cara.

Gimo de dolor cuando me separo de él, poniendo ambas manos en sus hombros.

—Hasta que por fin regresas.

México asiente—: La neta no sabes cuánto quería volver con ustedes —me mira por arriba del hombro—, ¡Colombia! —lo saluda, estrechando ambos sus manos con fuerza. Luego va a abrazar a Perú—. ¡Wey, los extrañé tanto!

—Nos hacías falta —comenta Venezuela detrás de él—. No es lo mismo aquí sin ti.

—Ays —México esconde el rostro de una forma exagerada—: Me sonrojan.

—¿Por qué tardaste tanto? —pregunto, arquendo una ceja. Este tuerce los labios.

—Tuve que resolver unos problemitas con el gringo a último minuto  —responde con simpleza y chasquea la lengua—. Ya saben, lo de siempre con el cabron, pero no importa, lo importante ahora es que ya llegué y vamos a hacer una infinidad de desmadres juntos como siempre.

—¡Así se habla! —apoya Chile, quien ya recobró los ánimos.

—¡Fiesta en la mansión de Perú! —aúlla Paraguay, alzando el puño.

—Qué-

—¡Yo traigo las frituras! —apoya Ecuador, interrumpiendo a Perú quien tenia una cara completamente confundida.

—Y yo las cervezas —apunto, dispuesto a ser esta fiesta una verdadera jornada.

—Eu cuido da música —dice Brasil, tronandose los dedos.

—Causas, pero mi casa e-

—Ohhh, aprovechamos de jugar un mini partido, ¿eh? —propone Colombia con la mirada centelleante y Bolivia lo elogia.

Observo de forma fugaz como el ambiente pusilánime de hace unos momentos cambia completamente a uno agradable y lleno de emociones fogosas, reviviendo viejas juntas. Por lo general México con sus visitas hace que los malos ratos que tengamos siempre desaparezcan, su simple presencia nos hace olvidar nuestras decaídas y diferencias para poder pasar todos un rato bastante grato juntos, él es como una excusa para ser felices, pero no es un secreto; él nos hace feliz. Desprende serotonina, o endorfinas, lo que sea que tenga pero el boludo nos pone como gata en celo.

Shattered || countryhumans ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora