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Nada más despertar Priya fue a tomar su desayuno. Mientras comía Nomi se levantó para comentarle sobre las cartas.

Nomi: Buenos días, Priya. Lamento interrumpirte, pero quería decirte algo.

Priya: WoW , que grata sorpresa. No te preocupes joven ¿ qué quieres decirme ?

Nomi: Ayer Yanin y yo escribimos unas cartas para nuestros familiares. Nos preguntábamos cómo podemos enviarlas a Japón.

Priya: Nunca envié cartas al extranjero... Pero no creo que haya mucha diferencia con hacerlo a nivel nacional. Buscaré unos sobres dónde ponerlas e iré a la oficina de correos más cercana a ver qué me dicen.

Nomi: ¿ Tendré que poner mis datos ?

Priya: Yanin y tú tenéis pasaporte si estáis aquí, pero no tenéis un DNI sudafricano. No hay que alarmarse, siempre puedo poner el mío.

Nomi: Mejor - dice con tono bajo de voz -

Priya: ¿ Algún problema ?

Nomi: Sí ... No quiero que mis padres lean la carta que escribí para mi hermano.

Priya: Ohhh, tienes un hermano.

Nomi: Exacto, menor que yo por 4 años.

Priya: Entiendo. Entonces tú me das las cartas, las guardo en un sobre, relleno los datos y voy a la oficina.

Nomi: Te lo agradezco mucho Priya.

Priya: No es nada - sonríe -

La hindú terminó sus galletas y té y se puso en la labor de buscar sobres por su casa con la ayuda de Nomi. Una vez encontrados se hizo todo lo indicado. Con las cartas listas Priya se marchó a trabajar, a media mañana iría a la oficina.

Con su moto fue a buscar a Amandla, la que ya la esperaba. Estando en la tienda le preguntó por qué había tardado más.

Priya: Las chicas quieren enviar unas cartas a sus familiares, pero no saben cómo hacerlo. Nomi y yo buscamos un sobre y rellené la información.

Amandla: Oh, ya veo , las llevarás tú a correos.

Priya: Ajá, eso es - se ríe con nervios - Eso quiere decir que hoy también tendrás que quedarte un ratito sola en la tienda.

Amandla: - Pone una mueca de fastidio - Priya, eres muy buena, siempre te lo digo, pero no me dejes aquí sola... No es que me resulte difícil, pero quiero estar contigo .

Priya: - Traga saliva - ¿ De veras ?

Amandla: Claro que sí. Me tienes abandonada últimamente - dice bromeando un poco -

Priya: ¡ No ! Nunca haría eso.

Amandla: Pues déjame ir - la toma del brazo -

Priya: ¡ Está bien ! Vienes conmigo - decide al instante sin tener que pensarlo mucho - Haces lo que quieres con esta frutera, hehe.

Amandla: ¡ Gracias , Priya ! - exclama con una clara felicidad por haberse salido con la suya -

Priya ahora pensaba, de nuevo, en lo tierna que le había parecido su enamorada.

Priya ( pensando ): Qué adorable está últimamente, como la quiero. Ella me convence de lo que sea, solo quiero complacerla y hacerla feliz. Tiene toda la razón, es preferible que vayamos las dos juntas, aunque no sé si lo pensará por el mismo motivo que yo.

Priya continuó con sus pensamientos mientras atendía la tienda. Cuando se quiso dar cuenta eran las 11, una buena hora para ir a enviar las cartas. Puso en la puerta el cartel de que volvería en un rato y se marchó en su moto con Amandla.
En la oficina Priya se dirigió al primer trabajador que encontró para preguntar qué debía hacer para enviarlas al extranjero. Un muchacho joven le fue explicando. Tenía que llevar el DNI, rellenar el sobre con la información, pagar para que el envío se pudiese realizar y esperar un plazo estimado de 2 meses para que las cartas llegaran a su destino. La frutera llevaba el DNI, así que ya tenía los dos primeros pasos hechos. Por lo tanto pagó en el mostrador y tomaron las cartas. Ella recibió un justificante de que habían sido enviadas. Al final fue más sencillo de lo que esperaba.

La media naranja de la esperanza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora