Capítulo 30: Depresión

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17 de Abril de 2014

Lunes

—Entonces hoy tampoco va a venir a clase...— Exclamó triste Takagawa.

—No... Se ha quedado en casa otra vez. Hay días que ni se levanta de la cama. He tenido incluso que llevarle la comida al cuarto en ciertas ocasiones y aún así me devuelve el plato lleno... Apenas tiene apetito.— Comenté en voz baja bastante cansado.

En el pupitre de en frente, con la silla dada la vuelta para poder hablar conmigo, Takagawa me observaba con cierta fragilidad.

—Podríamos... intentar lo de hace tres días. Tal vez hablar conmigo le siente bien.

—No... No quiere ver a nadie. Ya se lo he propuesto muchas veces esta semana pasada y no hay manera de convencerla. A ver, puedes venir, pero estaríamos obligándola a hablar contigo sin su consentimiento. Aunque ya a estas alturas me da igual lo que ella diga...

—Yo tampoco estoy de acuerdo en faltarle el respeto a su privacidad, pero ahora mismo es eso o que siga tumbada en la cama. Lo siento mucho por ti, Nishikata. No tiene que ser agradable tener ese ambiente en casa.

—No lo es para nada... Y aún peor, mis padres están a punto de volver de su viaje de negocios. El chollo de tener mi casa como tapadera está a punto de acabarse y no hemos resuelto aún nada. Este plan estaba destinado al fracaso desde el principio.

Takagawa mostró una mueca apenada. Supongo que no sabría que decir para hacerme sentir mejor. Las circunstancias eran horribles. Takagi estaba encerrada en el cuarto de mis padres y no quería salir. Llevaba ya una semana así y la preocupación que Takagawa y yo teníamos era extrema.

—Nishikata...

—Lo sé. Sé que me lo dijiste desde el principio y aún así no te hice caso. Hemos sido dos idiotas que confiábamos en un plan absurdo... Y yo soy el más idiota de los dos por acceder.

—No iba a decirte nada de eso... Tú tomaste la decisión que creías correcta. Pero... lo que te quería decir es que aún estamos a tiempo.

—¿A tiempo? ¿De qué?— Pregunté extrañado.

—De acabar con esto de una vez por todas.

Quedé pensando unos segundos sin entender a que se refería, hasta que lo pillé.

—Ya... No creas que no lo he pensado... Estoy a punto de tirar la toalla y presentarme en la comisaría ya mismo.— Expliqué apoyando mi mentón en una mano mientras observaba el paisaje a través de la ventana.

—¿Quieres... que hable yo con ella después de clase? Estamos forzando la situación pero... Es lo mejor... ¿No crees?

Quedé reflexionando sin darle mucha importancia. Estaba tan cansado...

—Sí... está bien. A mi no me hace ni caso. Igual le viene bien algo de aire fresco. No lo sé...

—Si esto no funciona, hablaremos después sobre que hacer. Te ayudaré en todo lo que pueda.— Se ofreció con una leve sonrisa.

Observé su rostro y no pude evitar sonreír también.

—Gracias Takagawa. Es imposible tener a una amiga y un apoyo mejor que tú.— Me abrí muy agradecido.

—No lo dudes amigo mío. Lo que necesites ahora y siempre.
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¿Os viene bien un resumen? Aunque la conversación anterior ya ha tenido que poneros en contexto.

Takagi, después de aquella cena romántica que se transformó en un Escape Room de terror, entró en una fase muy intensa de su depresión. Como he dicho antes, no se levantaba de la cama, ni tenía apetito, ni ganas de hablar con nadie. Se había encerrado en su propio mundo y sentía que todo lo que no fuera parte del mismo sería dolor. Un dolor tan intenso... que no quería tener que soportar.

La Luz de tus Ojos | Karakai Jōzu no Takagi-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora