Bien, creo que es mejor que coja el relevo de nuevo para que os enteréis mejor de mi historia. Me suelen llamar Takagi, aunque aquí nuestro protagonista favorito sigue usando el sufijo por su timidez. No os quiero aburrir, por lo que vayamos al grano. Como os acaba de contar Nishikata, nos encontrábamos en el sofá de su casa a la espera de poder explicar todo lo que había ocurrido durante este tiempo que estuve inactiva. Pues bien, empecemos desde el primer día, que coincide con la noche que dormí en casa de Nishikata.
Lunes
27 de Febrero de 2014
Sonó mi despertador una vez más de entre tantas que iban ya. Me dedicaba a posponer la alarma una y otra vez hasta que, sin casi fuerzas, decidí apagarla definitivamente y reposar en mi cama.
Otra noche más con pesadillas... despertándome a cada minuto entre lágrimas e hiperventilando severamente. A veces pensaba que era mejor estar despierta, ya que vivir en el mundo de los sueños era peor que la propia realidad. Visualizaba a mi madre muriendo una y otra vez. Algunas veces apuñalada en los costados, otras tirándose desde un precipicio, incluso he podido verla quitándose su propia vida con un cuchillo. Todas las noches lo mismo... ¿Hasta cuando iba a estar así? Siempre había pensado que dormir alegra y relaja los corazones. Que equivocada estaba...
No tenía intención de levantarme, pero tampoco de volver a dormir. Sencillamente quería mirar al techo y mantener mi mente en blanco a pesar de que fuera imposible. La imagen de mi madre emergía de todos los rincones de mi habitación y varias lágrimas se desparramaron otra vez de mi rostro. No podía soportar aquel nefasto, triste e impotente sentimiento. Nada, ni nadie, podría devolverme nunca a mi madre. La última vez que hablé con ella fue por una discusión en la que mi padre me había abofeteado, y eso quedará grabado en mis recuerdos, desgraciadamente, para siempre.
Me limpié las mejillas e intenté contenerme de una vez. Ella no querría verme así, por lo que hice el intento de levantarme, ponerme el uniforme, por si acaso, y al menos tomar algo para desayunar. Estos días habían sido tan malos que apenas había comido y estaban pasando factura. Mi cuerpo respondía muy pobremente ya que no tenía energía. Sabía de mi situación alimentaria, por lo que, esta vez, intenté obligarme a comer. Bajé hacia la cocina muy despeinada y preparé unas tostadas con algo de salmón ahumado. Mi padre se encontraba aún en su cuarto. De hecho, desde que todo ocurrió, apenas le había visto merodear por casa. Como mucho alguna vez en el salón, pero parecía como si viviese yo sola. Tampoco ha cocinado mucho para mí estos días. Alguna cena que otra, pero poca cosa. Lo poco que he comido lo he tenido que preparar por mí misma.
Dentro de todo lo malo, el día anterior tuve una buena mañana junto a Nishikata. Él estaba realmente preocupado y no dejaba de darle vueltas a ese asunto. ¿Tal vez lo mejor fuese recurrir a él? Sabiendo lo mucho que le incomodan estas situaciones... quizás lo mejor era dejarle en paz. En fin... Me senté en la mesa de la cocina y desayuné aun angustiada.
Para mi sorpresa, escuché el sonido de una puerta abriéndose y pude ver a mi padre entrar.
"Otra vez ese rostro... Está totalmente ido... Papá... Esto está siendo duro. Ojala pudieras ayudarme, pero tú necesitas incluso más ayuda que yo..."
Avanzó casi sin mirarme hasta la cafetera del fondo. Ambos quedamos dándonos la espalda. Yo, sentada junto a la mesilla, y él, preparando un café al lado de la ventana. Permanecimos varios segundos en silencio mientras cada uno terminaba su actividad. Quería decir algo, ya que la situación se estaba tornando un tanto incómoda.
—¿Puedes traerme un vaso de agua?— Pregunté sin girar mi cuerpo, aprovechando que se encontraba cerca de la zona.
Ni caso. Ni un solo signo de respuesta. Era lo que me temía. No solo estaba frustrado por la muerte de mi madre, si no que también lo estaba pagando conmigo, como si tuviera yo la culpa. Y en parte... creía que tenía razón.
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La Luz de tus Ojos | Karakai Jōzu no Takagi-san
FanficTodos me llaman Nishikata y siempre fui una persona con una vida "relativamente" normal. En secundaria conocí a una chica, de apellido Takagi, que no paraba de molestarme y meterse conmigo. Sin embargo, no era tan malo como parecía. Después de todo...