Capítulo 2

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Desperté más feliz que nunca. Sali al balcón para regar mis plantas y caí en cuenta de que mi flor de girasol floreció. Al momento se posó una mariposa, específicamente una «mariposa monarca». Había oído que esta es sinónimo de perseverancia, la cual requiero mucho en estos momentos, ya que sentía una tenue luz verde de parte Joon o al menos un indicio de que no le desagradaba.

Al abrir la puerta lo primero que vi fue a Joon de espalda. Llevaba puesto un traje elegante negro y el cabello echado para atrás bien peinado. El delicioso olor de su colonia llegaba hasta mis narices. Olía a café dulce y a Myeong. Inhalé una gran bocanada y exhalé notoriamente.

—Buen día, vecina.

Nos saludamos como de costumbre, pero esta vez fue diferente, lo sentí diferente.

—Buen día, vecino. ¿Irá a trabajar?

—En efecto. ¿Usted también va al trabajo? —Me miró de pies a cabeza y entré en pánico.

—Así es. Vaya, usted es muy perceptivo, joven Kyo.

Nunca sé cómo reaccionará y eso me encanta.

—A veces lo soy, señorita Evans.

Bingo. Excelente reacción.

—Sí, tiene razón.

Luego de un largo silencio me preguntó:

—¿Le gustaría que la lleve... al trabajo?

Hoy es mi día, pero, tratando de calmar mi corazón latiente, llaveé la puerta y dije lo primero que se me cruzó por la mente.

—No se moleste

¡Cállate y acepta!

—No es una molesta.

—Pero...

—Si no quiere no hay problema. Comprendo —dijo y empezó a alegarse, pero le detuve con mis palabras:

—De acuerdo. Pero en otro momento yo lo llevaré al trabajo, ¿Le parece bien?

Si. Si. ¡Sí! ¡No lo podía creer! tenía que contener la emoción porque si no saltaría desde aquí mismo y moriría.

Bajamos hasta el estacionamiento y Joon sacó las llaves de su auto color negro presionando el botón. Seguidamente me abrió la puerta a su lado.

Puso en marcha el motor y, acto seguido, se me queda mirando, expectante.

—¿Q-que ocurre?

—No me dijo en dónde trabaja.

—¡Ah! Lo siento.

Para mi suerte el lugar donde trabaja Joon quedaba cerca del mío, por lo que no me siento mal que condujera mucho a causa mía. Diablos, ¡Me alegraba tanto que mi auto se haya averiado! ¡Gracias, gracias!

—¿Quiere escuchar música?

Primeramente, escuchamos When you smiling de Louis Armstrong; seguidamente Careless Whisper de George Michael. Pero, cuando llegamos a la tercera canción, You Are Not Alone, de Michael Jackson, llegó un momento en que estaba cantando y Joon tarareaba. Contuve mis lágrimas. Pero no eran lágrimas tristes, sino todo lo contrario. Lo miré de soslayo y un atisbo de brillo rozaba sus ojos.

En la cuarta canción, que es Colgando en tus manos con Carlos Baute y Marta Sánchez me emociono.

—¡Oh, esta canción! —dije, emotiva, porque esta es «la canción».

—Sí, no está nada mal.

—Sí, nada mal. —Puse los ojos en blanco.

¡Oh fortuna, oh destino!

Té Monarca (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora