Capítulo 8

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¿Cómo sacas a alguien tan arresabiado en ti?

¿Por qué no sales de mi sique ni a la hora de dormir?

¿Por qué no puedo olvidar tu sonrisa que no es mía sino tuya y de la vida?

¿Por qué eres tan imprescindible en mi vida?

¡No tengo idea!,

tampoco es que sea un martirio

sino más bien una dicha

que me ha regalado la vida

¿Sabes? La tristeza es ficticia cuando te veo,

pero ahora que no estás aquí

siento que vuelve a mí.

No por falta de estima

sino por la ausencia de tu sonrisa.

Aquella medicina tan linda

a la cual me volví adicta

cual drogadicto con metanfetaminas.

Había pasado un mes desde la última vez que vi a Joon y cada vez lo extrañaba más. Ya no podía con este martirio que era su ausencia en mi vida.

En esos días había ido varias veces al café en el cual trabajaba Sedrik, desde que nos volvimos amigos oficialmente y tenía su número de contacto.

—¿Ya volvió tu persona especial? —pregunta Sedrik, revolviendo su bebida y sin dejar de mirar sus dedos.

—No. Nada

Quiero verle más que ayer, menos que mañana. De verdad

—Volverá... sé que lo hará.

Sus palabras produjeron una calidez en mi corazón que pronto se transformó en esperanza. Sabía que volvería porque ayer pregunté al recepcionista por la habitación 121 y dijo que sigue estando ocupada, que el inquilino seguía pagando el alquiler, pero que no podía dar más detalles.

—Gracias, Sedrik —susurré y le sonreí genuinamente después de esta semana tan dura.

—No es nada.

—Siempre dices eso, pero significa mucho para mí.

Noté un leve sonrojo en sus orejas, lo que me hizo sonrojar también.

—No te sonrojes, yo también me terminaré sonrojando.

Casi se le salieron los ojos de su órbita de tanto que los abrió al conectar sus ojos con los míos, ahora con sus orejas completamente rojas.

—¡Eres tierno! —afirmé.

—¿Lo soy? —Quería esconder el sonrojo de sus orejas tapándolas con las manos, pero era inútil.

—¡Si!, deberías mirarte en un espejo ahora. —Desvíe la mirada al reloj de pared y añadí—: Lo siento, pero debo irme. El deber me llama.

—¿Te veo mañana para pasear?

—Sin falta, ya sabes.

Sorpresivamente, el señor presidente Choi no me había molestado en todo el mes, lo cual me extrañaba demasiado. Pero me alegraba demasiado ya que finalmente las cosas volvieron a la normalidad en mi ambiente laboral.

Además, desde ese día Joshua y Logan han querido entablar conversación conmigo. Realmente no me agradaban, pero dejando de lado lo que habían hecho parecen buenas personas. Consiguieron que les hable sobre el deísmo y sobre otras posturas, tales como: el agnosticismo, el gnosticismo, etc. Pero escuchaban atentamente, lo cual me llenó de lozanía y a estas alturas la discusión de hace un mes se siente tan lejana como incierta.

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⏰ Última actualización: Jul 07 ⏰

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