Capítulo 5

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No podía creer que Joon había pasado, por tanto. Estaba tan feliz por el simple hecho de que me había confiado esto que parece ser algo tan íntimo.

Luego de su relato, muy enternecedor, intenté acercar mi mano lentamente en señal de apoyo, pero me detuve a medio camino para entrelazar mis dedos en un gesto lleno de nerviosismo.

—C-ciertamente no sé qué decir en estos momentos. Simplemente diré que cuando desee hablar con alguien de cualquier cosa por favor piense en mí.

—No debe sentirse forzada a decirme nada. Simplemente deseaba contárselo, aunque hubiere sido más practico el haberlo resumido simplemente en un: «Soy jefe de finanzas en mi propia empresa, además de presidente, junto a mis dos hermanos».

—Guau... —se me escapó de los labios.

Segundos después desvió la mirada hacia su reloj y habló:

—Debería irme, disculpa, pero se me pasó el tiempo.

—No hay problema —respondí, soltando una risita.

Casi se me escapó un: «podría pasar eternamente escuchando las historias que quiera contarme».

—¿La llevo de vuelta?

¿Estaba llegando tarde a donde sea que tenga que ir, pero se ofreció a llevarme? Mi egoísmo me dice que sí, que me lleve para tenerlo conmigo más tiempo, pero mi benevolencia dice que lo deje ir, que llegará otro momento para que estemos juntos.

—No, gracias. Caminaré un poco por aquel parque de allá. —Apunté al parque como primera escapatoria a su propuesta.

—¿Me veo bien? —preguntó mientras se arreglaba rápidamente el cabello y anudaba la corbata de vuelta.

—Muy guapo —respondí lo obvio y le doy pulgares arriba en señal de aprobación controlándome para no saltar por su cuello y abrazarle y agrego algo más para no sonar empalagosa—: No luce como el Myeong quien siempre es limpio y ordenado, pero se ve guapo. —Hago énfasis a la palabra guapo y seguidamente me paro, acercándome un poco. Estamos cerquita.

—Sepa que usted tampoco se ve como la Meredith de siempre. Luce un tanto distante, y con distante me refiero a melancólica. —Me miró con aquellos llenos de preocupación al sacar las llaves de su auto, pero no puedo decirle exactamente lo que pasó.

—A-adiós, Myeong. Nos vemos. —Evité su pregunta con una evasiva y me despedí y, sin esperar su retorno, di media vuelta a pasos largos.

El parque lucía muy tranquilo a estas horas. Solamente veía a un pequeño grupo de niños en el tobogán divirtiéndose, por lo cual me senté en una hamaca para balancearme aun pensando en Myeong y en lo preocupado que se veía por mí.

—Meredith.

Casi podía escuchar su dulce voz llamando mi nombre.

—Meredith.

—Sí, dime mi...

El aire de mis pulmones se escapó por completo ya que al abrir los ojos Myeong apareció en mi campo de visión ya sin la chaqueta de su traje y la frente descubierta. En un reflejo me levanté velozmente, pero solo es peor porque ahora estaba más cerca de lo normal de su cara.

—¡Myeong!

—Además, se acaba de cancelar mi compromiso previo— respondió y se sentó en una de las hamacas contiguas a la mía.

—Habérmelo dicho...

—¿Por qué actúa de ese modo?

¿Qué? Estoy frita, muerta prácticamente. Me descubrió.

Té Monarca (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora