Cap 2. No quiero ser tu rival

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Pasan algunas semanas y hoy es un partido de fútbol americano de la universidad.

Estás sentado en una de las bancas un poco frustrado porque hubieras querido participar ahí.

—Aish, qué coraje. Si hubiera sabido que existía este deporte, hace rato me habría inscrito al equipo.

En eso, no notas la presencia del chico que te robó el primer lugar.

—¿Y dónde estará ese tonto? No lo veo por ningún lado.

Uno de los equipos está pasándose el balón, y uno de ellos lanza el balón con mucha fuerza.

De repente, sin que puedas reaccionar, el balón te cae en la cabeza y te desmayas.

Algunos de tus compañeros se echan a reír, mientras que el que te lanzó el balón va a socorrerte.

—Takeo, ¿estás bien? Lo siento mucho.—Te mira preocupado—Por favor, despierta.

Seth intenta despertarte, pero no da resultado.

—Chicos, lo llevaré a la enfermería. Ustedes continúen nomas sin mí.

Los demás le hacen caso a Seth, y él te lleva a la enfermería.

Mientras tanto, en un sueño muy extraño, estás a oscuras sin saber que pasa a tu alrededor. O más o menos sí, porque no estás solo.

—¡Espera! ¡Seth! ¿Qué estás haciendo?

—Algo que te va a gustar mucho.—Lo dice con una sonrisa malvada.

—¡No! ¡Alto! Yo,...

Seth agarra tus piernas, y te baja el pantalón para hacerte una felación.

—¡Aah! ¡No! No hagas eso...

—¿Por qué? Si te está gustando mucho.

—¡No! Yo... ¡Ah!

Despiertas del sueño pegando un grito del susto.

—¡NOOO!

Te levantas todo agitado y temblando de los nervios.

—¿Qué clase de sueño fue ese?

En eso, ves que Seth está recostado al borde de la cama dormido.

—¿Y este que está haciendo aquí?—Indagas en tu mente—¿Y en dónde estoy en primer lugar? Aguarda un momento... ¿Por qué este tipo tiene puesto el uniforme del equipo de fútbol americano?—Comienzas a plantear una hipótesis—¿Acaso fue él quien me lanzó el balón? Argh, maldito. Juro que cuando despierte le daré una buena paliza.—Reniegas.

De repente, Seth se despierta.

—Takeo, estás bien.—Te mira con su sonrisa risueña.

Le lanzas una mirada llena de furia.

—¿Qué tienes? ¿Te duele algo?

—Tú... fuiste el que me lanzó el balón, ¿no es así?

—Sí, y perdóname, no fue mi intención.

—¡Mentira!—Reclamas todo histérico—Estoy seguro de que lo hiciste a propósito.

—No, claro que no. Jamás te haría algo así.

—¿Piensas que te voy a creer, maldito?—Lo miras conteniendo toda tu rabia en tu interior.

—Takeo, por favor tranquilízate. La enfermera ya te curó, ya estás mejor.

—¡Voy a estar mejor cuando te rompa la maldita boca!

Intentas golpear a Seth, pero este desvía el golpe y te toma de la muñeca.

Mi eterno rivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora