Capítulo 02

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Días habían pasado desde la última vez que vi a Freen. La extraña experiencia con la supuesta ángel se había desvanecido gradualmente en mi mente, dejándome con la duda de si todo había sido real o simplemente un producto de mi imaginación alterada por el estrés y la falta de sueño. Mi vida continuó con su caótico curso, y aunque las lecciones celestiales parecían haber quedado atrás, la sensación de algo más allá de lo común persistía.

Una tarde, mientras intentaba concentrarme en un libro, un destello de luz en la esquina de mi habitación captó mi atención. Freen apareció de repente, su presencia resplandeciente llenando el espacio con una energía única.

—¡Hola, Rebecca! —saludó como si acabara de volver de un emocionante tour por el Paraíso.

La sorpresa me dejó sin palabras por un momento. Fruncí el ceño, sintiendo una mezcla de emociones que iban desde la incredulidad hasta la molestia.

—¿Dónde diablos has estado? —le espeté, dejando el libro a un lado.

Freen respondió con esa sonrisa molesta que parece haber perfeccionado en algún seminario celestial de "Cómo ser irritantemente sereno".

—He estado ocupada —dice con una tranquilidad que me hace querer arrojarle mi almohada  — ¿Podrías dejar de mencionar a esas cosas? No son para nada agradables— comentó haciendo referencia a los "demonios".

—¡Ocupada! ¿Con qué, haciendo malabares con tus alas o organizando picnics en las nubes? —gruñí —Pensé que eras producto de mi imaginación desquiciada. ¿Estás aquí para decirme que todo esto es real? —le reclamé, sin ocultar mi frustración.

—Sip, creí que ya habíamos superado la fase de la negación —la tranquilidad con la que me hablaba comenzaba a molestarme.

—Que aparezcas un día y desaparezcas cuatro, no ayuda mucho —gruñí.

—Tengo responsabilidades celestiales, ya sabes, proteger a los humanos de influencias negativas y esas cosas —explicó como si eso fuera tan común como pasear un perro.

—Sí, claro, "influencias negativas". ¿Son como el spam celestial? —comenté con sarcasmo.

Freen me mira como si estuviera a punto de recibir una medalla por el comentario más ingenioso del día. "Ángeles", tan fáciles de impresionar.

—Bueno, Rebecca, no es tan simple, pero lo has captado. —responde, como si hubiera revelado el secreto celestial de la comedia.

Fruncí el ceño ante su explicación, aún lidiando con la extrañeza de la situación. Después de todo, tener a un ángel como acompañante no era algo que entrara en la categoría de "normal" en mi vida.

—Entonces ¿Responsabilidades celestiales? —repetí, burlándome un poco—. ¿No deberías estar en alguna nube jugando con un arpa o algo así?

Freen me miró con una expresión divertida. —Esa es una imagen muy anticuada. Los ángeles hacemos más que solo tocar arpas y flotar en nubes, ya sabes.

—Vaya, qué decepción. ¿Y en qué consisten esas misteriosas responsabilidades celestiales? —pregunté con sarcasmo, cruzando los brazos —Por qué no solo te tomas unas vacaciones y desapareces?

— Los ángeles no tenemos vacaciones, hay mucho que hacer —respondió Freen, manteniendo su tono sereno.

—¿Y si te pierdes en el tráfico celestial? —comenté con sarcasmo.

Freen me miró con complicidad —No hay tráfico celestial, pero si lo hubiera, probablemente sería bastante ordenado.

—Imagino que todos respetan las señales celestiales —añadí con una sonrisa burlona.

Angel || FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora