Capítulo 08

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BECKY

—¡Hey, Becky! —dijo la voz, y al levantar la mirada, me encontré con una figura que no esperaba.

—¿Freen? —mi voz denotaba sorpresa e incredulidad. ¿Cómo era posible que mi ángel guardián estuviera parada frente a mí como una persona común?

Freen estaba frente a mí, pero no en su resplandor celestial, sino en una forma mortal que se confundía con la multitud. Sus ojos celestiales ahora eran simplemente hermosos y humanos. Vestía ropa casual, y su presencia no irradiaba la luminosidad característica que la delataba como un ser celestial.

—¡Sorpresa! —dijo con una sonrisa amistosa, como si esta situación fuera completamente normal.

—¿Qué estás haciendo? ¿Y cómo...? —las preguntas brotaban de mi boca mientras intentaba procesar lo que veía.

—Te voy a ayudar de una manera más tangible, como... una amiga —respondió, su tono amable, pero la mirada profunda de sus ojos revelaba que había algo más.

—¿Una amiga? —fruncí el ceño, aún sin entender completamente.

—Sí, una amiga. Pensé que podríamos pasar un rato juntas, ir nuevamente a tomar un café y tal vez hablar de lo que te preocupa. —Su oferta era genuina, pero mi escepticismo persistía.

—¿Un café? ¿No dijiste que dejarías la moda terrenal, porque no era lo tuyo? —mi tono llevaba consigo un rastro de sarcasmo.

—Bueno, parece que he reconsiderado esa decisión. Además, ¿Quién puede resistirse a un buen café terrenal?

Freen me miró con complicidad, como si estuviera disfrutando de su pequeña sorpresa. 

—Vamos, Becky, tengo que disculparme por no haber estado tan presente como debería. Además, creo que podríamos usar un descanso de toda esta... situación escolar. —Su tono era suave.

A pesar de mi escepticismo, una pequeña sonrisa se asomó en mis labios. 

—¿Un café entonces? —solté con una mezcla de incredulidad y diversión.

—Exacto, un café. ¿Te apuntas? —Freen extendió su brazo como si estuviera haciendo una invitación formal.

—Oh, ¿es que ahora somos amigas de esas que toman café y hablan de la vida? —mis palabras estaban cargadas de ironía.

—Algo así. —Respondió con complicidad en su mirada, como si compartiéramos un secreto.

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Regresamos a la misma cafetería que la última vez, y agradecí en silencio, aunque no sabía a quién o a qué exactamente. Al menos, la chica coqueta de la vez anterior no estaba presente en esta ocasión.

Freen pidió café para mí, y nos instalamos en una esquina tranquila de la cafetería. Mientras disfrutaba de los sorbos del aromático elixir, la atmósfera entre nosotras parecía más relajada, como si el simple acto de compartir un café hubiera logrado trascender las barreras celestiales y terrenales.

—¿Por qué decidiste aparecer así? —pregunté, aún intrigada por la elección de Freen. Debo admitir que cuando me dijo que regresaría a su lugar de guardiana imperceptible me moleste demasiado con ella. 

—Quería estar más cerca de ti, entenderte mejor —respondió con sinceridad, mientras sus ojos buscaban los míos.

Un breve silencio se instaló entre nosotras, pero no resultó incómodo. Observé a Freen, esa versión mortal de mi ángel guardián que, a pesar de la ausencia de su resplandor celestial, aún irradiaba una especie de luz interna. Era como si la esencia de lo divino se hubiera fusionado con la sencillez de lo humano.

Angel || FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora