Capítulo 03

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El tiempo pasó con una extraña normalidad celestial en mi vida cotidiana. Freen y yo nos sumergimos en una rutina cómica y sarcástica, donde los consejos celestiales y las bromas terrenales se entrelazaban de manera inesperada. Aunque mi mente a veces dudaba de la realidad de toda esta situación, la compañía de Freen se volvió una parte esencial de mi día a día.

Ya no me importaba si Freen era producto de alucinaciones generadas por el exceso de sustancias adictivas; prefería mil veces tener a una hermosa chica asegurando ser mi ángel guardián a tener que ver unicornios o dragones de colores, como otras veces en mi mundo mágico producido por las drogas. Al menos, esta peculiaridad celestial le daba un toque diferente a mi vida, una mezcla única de lo terrenal y lo divino, que aunque incomprensible, resultaba más reconfortante que los delirios multicolores de mi mente bajo los efectos de otras sustancias.

En medio de nuestras conversaciones peculiares, Freen también compartió fragmentos de su vida celestial. Historias de su existencia angelical, y de cómo las interacciones con los humanos siempre tenían un toque impredecible.

Me encontraba en mi habitación, hojeando un libro, cuando Freen apareció con su típico entusiasmo celestial.

—¡Hola, Rebecca! ¿Lista para sumergirnos en la magia de la educación humana? —preguntó, con una chispa juguetona en sus ojos.

Rodé los ojos, pero no pude evitar sonreír ante su entusiasmo contagioso. —Supongo que sí. Después de todo, no quiero decepcionar a mis profesores celestiales favoritos.

—¿Quién diría que el conocimiento humano podría ser tan divertido? Ah, cómo adoro estos pequeños encuentros educativos— Freen rio, y el sonido resonó con una melodía celestial que llenó la habitación al ver el libro que sostenía— ¿Estas leyendo la biblia?

—¿De verdad estás leyendo la biblia? —reiteró, como si la idea le resultara completamente inusual.

—Bueno, sí. Estoy tratando de comprender algunas de las referencias que siempre haces. Además, ¿No es parte del currículum celestial, o algo así? —comenté con ironía.

Freen sonrió, como si disfrutara de mi ocurrencia. —No es exactamente un manual celestial, pero sí, tal vez tiene algunos puntos interesantes.

—Deberías haber venido a la Tierra como profesora, hubieras hecho las clases mucho más entretenidas —bromeé, con una sonrisa traviesa, mientras cerraba el libro y lo dejaba a un lado.

—Ah, pero entonces te perderías mis valiosos consejos en este formato más informal. Además, no sé si podría soportar las aulas terrenales sin reírme de todas las peculiaridades humanas —respondió Freen, riendo con su ya característica melodía celestial.

La idea de Freen como profesora provocó una risa genuina de mi parte. —Imagino que enseñar a humanos no es tan fácil como cuidar de ellos.

—Exacto. Los humanos son criaturas fascinantes, pero definitivamente extrañas.

La tarde continuó con nuestras conversaciones peculiares, a medida que avanzábamos, me encontré coqueteando sin darme cuenta, lanzando comentarios juguetones que, de alguna manera, parecían salir de forma natural. La extrañeza se apoderó de mí cuando me di cuenta de que estaba "coqueteando" con mi ángel, algo que debería resultar imposible, pero allí estaba, deslizándose entre nuestras bromas celestiales y risas compartidas.

En un momento, mientras Freen me explicaba alguna teoría bíblica de manera sarcástica, me encontré mirándola de una manera diferente. No pude evitar notar la suavidad de su expresión, la luminosidad en sus ojos y la gracia con la que se movía. ¿Desde cuándo me importaba la apariencia de mi ángel guardián? Siempre supuse que los ángeles eran hermosos, es decir, cuando escuchaba hablar de ellos, imaginaba hermosas creaturas con bellas alas blancas. Y Freen, claro que era hermosa, su largo cabello negro, sus ojos luminosos y su piel brillante le daban ese aspecto angelical. Tenía un rostro hermoso, de los rostros más bellos que he visto en mi vida. 

Angel || FreenbeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora