Un amanecer muerto.

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Dos meses en coma, no entiendo, según el doctor, sufrí un paro cardíaco, de la nada. Nick y yo tenemos una conexión fuerte, tan fuerte que lo mejor sería estar separados, y eso es lo que nos está pasando.
No he vuelto a saber nada de mi amigo, ni siquiera si esta vivo o muerto.
Mañana me darán de alta, ya puedo moverme, puedo hacer lo que hace una semana no podía, cuando me desperté.
He perdido mi don, ya no existe. Después del coma ya no he vuelto a ver nada, es algo raro, lo extraño. Extraño la textura de mis guantes tocando mi piel, hace mucho que no sentía las manos frías, ahora lo están. Debo de alegrarme, siempre quise ser normal, pero una parte de mi no está muy satisfecho.
-Buenos días hijo.- me dice mi papá al cerrar la puerta del cuarto.
-Hola papá.-alzo mi mano desnuda y me acomodo en la cama.
-Tu mamá, ha comprado un boleto de avión, lamenta no haber estado contigo cuando estabas... no tenía el dinero para regresar, le mande todo lo que pude pero...
-Si papá, lo entiendo.- asiento con la cabeza.
-Ya, regresa mañana.-Se sienta en el pequeño sofá de lado de mi cama. Me regala una sonrisa.
-Em..-alargo.- ¿Has sabido algo de Nick?- pregunto entrecortado.
-Ayer visité tu departamento, no había rastros de que Nick siguiera viviendo ahí, pero al mismo tiempo no había nada que indicara que se mudó. Su ropa aún sigue acomodada, pero el estado de su cuarto decía que no había sido tocado hace tiempo.-dice algo agotado.
-Ah...- me limito a decir y bajo la vista. Hago fuerza en la mandíbula para evitar lágrimas.
-Encontré esto en su cama.-me extiende un papel arrugado.
-¿qué es?- digo mientras lo tomo y desdoblo lentamente.
-Velo, no se sí te haga sentir bien o mal, pero...-tuerce su boca.
Observo un momento la hoja de papel. Su lista de cosas que quiere (o quería) hacer antes de tener gonorrea.
Está exactamente igual a como la dejo la última vez.
-Ah si, ya la había visto en una ocasión.-Le trato de devolver la carta, el no la toma.
-Tal vez quieras quedártela, te servirá como recuerdo.-Me sonríe, detrás de esa sonrisa hay tristeza.
Asiento con la cabeza y la guardo debajo de mi almohada. Entra la enfermera al cuarto, saludando nos cordialmente y dejando una charola de alimentos sin sabor en la mesita a lado de mi cuarto. Ya la había visto antes, pero ¿en dónde?
-¡Espere!-Le digo en voz alta para evitar que se marche. Es una chica joven.
-¿Necesita.-se gira para verme- algo más?-me pregunta. Puedo verle mejor la cara, sus ojos cafés, su cabello lacio castaño claro, labios ligeramente delgados, piel blanca.
Claro, la chica de mi visión.
-Ah, no es nada, pensé que no tenía cuchara.-miro mi charola, es cierto no ha cuchara.
-Es cierto no hay cuchara, porque es fruta picada.-me mira extrañada.- Si quiere le puedo traer una.
-No gracias.-le sonrió y se marcha.
-Te ha gustado.-gira la cabeza para verme y me alza una ceja.
-Eh, no lo creo papá, eso sólo que se me hacia conocida.
-Ya.

Me pongo la ropa que me ha traído mi madre, unos pantalones negros, camisa gris y una chaqueta de mezclilla, me siento bastante bien en abandonar este cuarto horrible. En cuanto salga buscaré en dónde sea, a Nick.
Me acerco a la puerta y observo por última vez el cuarto. Recuerdo toda la escena en donde mi amigo se queda inconsciente en el Mini Cooper, también recuerdo las escenas de mis visiones en donde vi por última vez a Nick.
Una gota de agua cae de mi ojo y recorre mi mejilla, no la vi venir. Niego con la cabeza, despejandome todos esos recuerdos, abro la puerta y salgo. Siento una cierta libertad, camino hacia donde están mis padres.
Mi madre me abraza por segunda vez y recorre mi cara con besos. Me toma de las manos y su mirada corre por mi torso hasta llegar a mis ojos.
-¿Por qué no te has puesto los guantes?
Miro a mi padre extrañado, ¿no se lo ha contado?
-Ehh, he perdido el "don".-hago comillas con mis dedos.
-Oh.-Se lleva las manos a su boca por un segundo- ¿y cómo te sientes?
<<Vacío>>
-Bien, de maravilla- dibujo una sonrisa falsa en mi rostro.
-Bien voy a firmar los papeles de tu salida, ¿Me esperan en la camioneta?
Asiento con la cabeza.

-Te hemos preparado una pequeña sorpresa, no puedo decir que he invitado a todos tus amigos, ya que.. bueno. He invitado a tu tía y a tus primos.-Me habla desde el retrovisor, puedo ver su sonrisa.
-Ah, mamá, no se como decírtelo, ya tengo un amigo. Es el mejor de todos.
-Oh que alegría, eso me hace pensar que durante mi ausencia, has vivido feliz, si quieres puedes invitarlo.
-No es lo que trato de decir.-le digo cortante.
-¿Entonces?-abro la boca para hablar pero enseguida me interrumpe-¿Eres gay?
-¡No! ¡Como puedes pensar eso! ¡No!
-No grites Ed, yo también pensaba eso.-dice papá.
-¡Arg!-bufo. Cubro mi cara con ambas manos, quitándome la idea de que mis padres piensen eso de mi.
Al ver que no hablare de nuevo, mi padre toma la decisión de hablar.
-Lo que nuestro hijo quiere decirte-le explica a mamá- es que su amigo se a perdido.
Mi madre frunce el ceño.
-¿cómo que se ha perdido?
-No ha vuelto a saber nada de su amigo, absolutamente nada.
-Pretendo ir a buscarlo, lamento despreciar la bienvenida a casa y a la vida que me han hecho, pero no pienso perder ni un sólo segundo en encontrar a mi amigo.
-Oh.-se limita a decir mi mamá.
-Hijo no puedes hacer esto, primero es la familia, tu tía y tus primos han viajado desde España sólo para verte y darte la bienvenida y ¡ahora me sales con esto!-Dice mi padre alterado.
-¿Saben que le ha pasado a mi Mini?-ignoro a mi padre.
-¡¿qué te...-empieza a regañarme mi padre y mi madre lo interrumpre.
-Esta en la casa de tu papá, lo ha llevado al taller. Esta listo para arrancar. Si tienes que ir a buscar a tu amigo, bien, te apoyo.-gira su cabeza hacia mi desde el asiento delantero y me regala una de sus angelicales sonrisas.
Odio esa horrible manera de convencerme a que me quede a la bienvenida. No ha mencionado eso, pero me hace sentir culpable con sus palabras de comprensión. No caeré, le tomare la palabra. Necesito a Nick y lo necesito ahora.

Llegamos a casa, salgo de la camioneta y voy directo a la cochera. Ahí esta. Sacó el Mini de la cochera y veo que mi madre sigue afuera de casa, esperándome. Bajo la ventanilla del auto en espera que me diga algo. No me dice ni una sola palabra, sólo me mira con esos ojos tan... suyos. Esa mirada que tiene toda mujer, que te dicen todo pero a la vez nada.
-Me saludas a mi tía y a mis primos, no entro a casa porque sé que me convencerán a quedarme.-ella no me contesta, la miro por última vez-te amo mamá- me marcho enseguida.

No tengo idea a donde ir primero, por lo que decido ir a mi departamento.

Entro, la puerta está abierta. Mi padre la ha de haber dejado así. Todo esta acomodado, no como la última vez que estuve aqui, mi padre es muy ordenado. Odio que ordene mis cosas.
Voy a mi cuarto y sacó dos playeras con estampado, y un pantalón, las meto en una mochila junto con un desodorante en aerosol y un jabón. Cierro la mochila y salgo de mi habitación.
Estoy apunto de irme, cuando decido entrar al cuarto de Nick y buscar algo, algunos posibles lugares en dónde pudo ir, o simplemente una agenda en donde haya números de sus familiares.
No hay nada, ya busqué en sus cajones y debajo de la almohada. Tal vez no he buscado bien, abro su armario y encuentro una cajita de madera. La abro, un par de juego de llaves. Reconozco una al instante. La del edificio en donde pasó todo. Pero, ¿cómo es que llego hasta aquí? No, Nick no está muerto, ha venido. Quiero asegurarme de eso, reviso la ropa dentro de su armario, el smoking que traía esta ahí, con manchas amarillas, las manchas lavadas de sangre. ¡Que estúpido soy! La mochila en donde he guardado mis cosas es la misma que se llevo Nick.
No está muerto, ha estado aquí.
Tomo los dos juegos de llaves, la mochila, el bate que llevaba en la mochila aquella noche.
Salgo con una sonrisa de mi departamento, ya que ahora sé a donde ir.

Ok, esta vez si me tarde algo en subir capítulo, por eso es que mañana subiré otro, me ha faltado algo de imaginación, este capítulo no ha estado tan interesante ya que es la pequeña introducción de un nuevo Edmond. ¿Están listos para este cambio?
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