Antonio observó el pelo de Gabriel, tan claro comparado con el suyo. A esta hora las velas eran lo único que iluminaba la cocina que de otra forma sería tétrica. La luz cálida solo le daba más ganas de hundir la nariz en su nuca y nunca separarse de su piel. Rodeó su cintura con ambos brazos y con sus manos acarició su estómago. Estaban solos, así que no le importó demostrar su cariño.
-Quiero saber todo sobre ti- murmuró sobre su cuello antes de besar la sensible dermis.
-¿Cómo qué?- respondió con un suspiro. El vientre se le retorcía por la emoción. Todavía no se acostumbraba a los cariños de Antonio, pues se seguía poniendo rojo y sentía escalofríos.
-Todo- Gabriel bufó al tener tan pocas pistas, aunque terminó por sonreír -Tu niñez, tus miedos, tus rabias, toda tu vida... todo- especificó el joven a la vez que lo apretaba con más fuerza contra su pecho. Quería sentirlo cerca todo el tiempo, tal vez así podía compensar las horas matutinas donde eran secretamente observados por los ojos curiosos e hirientes que analizan prejuiciosamente todos sus movimientos. Quería creer que era su imaginación, pero con la fama que cargaban ambos estaba casi seguro de que sería fácil ser descubiertos.
-Es difícil empezar por alguna parte... cuando era chico yo no jugaba con los otros niños, eran muy brutos y burlescos, desde esa edad me empecé a juntar con la Juanita. Jugábamos a las muñecas, mi mamá me hizo una con paja y tela. Creo que siempre supo cómo era yo, pero nunca le importó- suspiró. Recordar el pasado siempre era nostálgico. Desde esa edad que sentía que no encajaba. Antonio no pudo evitar pensar que él era ese tipo de niño que no le agradaba a Gabriel de pequeño.
-¿Te llevabas bien con tu mamá?
-Sí, mucho. No podía enojarme con ella. Recuerdo el día que me enteré de que estaba embarazada. No me había dicho nada y yo me di cuenta por su guata. Nunca me quiso decir quién era el papá de la que iba a ser mi hermana, tampoco quién era mi papá, si los dos éramos del mismo hombre.
-Pero yo no te conozco ninguna hermana...
Gabriel sonrió tristemente, dejando de lado por completo su trabajo. Recordar lo que pasó siempre terminaba por apenarlo, probablemente no había superado lo que pasó ese día donde su mamá dio a luz.
-Porque no nació viva. Yo estuve ahí cuando mi mamá empezó a parir, la Juana y su abuela, la señora María, se encargaron de lo más pesado. Yo veía sangre, nunca paraba de manchar las sábanas y mi mamita gritaba de dolor. Yo no podía hacer nada para ayudarla y me estaba mareando con los gritos y el olor metálico. Lo peor fue cuando la niña le salió de la vagina y no lloraba. Ya sabíamos que era prematura, pero teníamos esperanza de que todo iba a salir bien- la voz le tembló por la memoria. Ese día era completamente sombrío, nunca podría borrar la imagen de su mamá tan pálida como un cadáver, toda su sangre escurriendo entre sus piernas y manchando permanentemente la camisola que llevaba. Durmió por horas sin enterarse de su pérdida, mas cuando lo hizo gritó y lloró como nunca antes la había escuchado. A eso se sumó su propio dolor, pues con los meses le había gustado la idea de ser hermano mayor. Todavía recordaba vívidamente a la niña, no debía medir más que su mano y su piel se hinchaba entre la palidez y el morado de la sangre acumulada en su espalda encorvada. Los pequeños huesitos se marcaban con sutileza en la superficie inflamada y su cara no terminaba por ser completamente humana, la nariz chata, los labios apenas siendo una curva en el agujero de la boca, los ojos completamente cubiertos por la piel que no había terminado de separarse y convertirse en párpados. Todo complementado en el cráneo uniforme y sin pelo. Por un fugaz momento pensó que no era humana. Pero nada importó cuando estaba corriendo contra el tiempo; mientras más avanzaban las horas, más apestaba el cuerpo, así que en un pequeño cajoncito que le hizo el abuelo de Juana la enterraron debajo de un árbol, una cruz sobre la tapa.

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Los Días Junto a Él
RomansaFinales del siglo XVII, en Chile las haciendas siguen dominando la zona central y en una de ellas se desarrolla la historia aquí presente. Antonio, después de ser descubierto robando, tiene un encuentro cercano con el patrón de la hacienda, mismo qu...